05-05-11 Reportaje sobre la medidas de seguridad en el aeropuerto Tobias Bolaos. Rohmoser, San Jos. Foto: Luis Navarro (Luis Navarro)
Los aeropuertos de Pavas, Pérez Zeledón, Murciélago y el Juan Santamaría serán los principales beneficiados de que la Dirección General de Aviación Civil lograra inyectar ¢13.560 millones adicionales a su presupuesto anual.
Con ese dinero se harán obras urgentes en pistas de aterrizaje de lastre, se atenderán daños en laderas, se canalizarán aguas y se reconstruirá la rampa de carga del principal aeródromo del país.
Aviación Civil logró que el Ministerio de Hacienda le levantara el techo presupuestario, y así echar mano de un superávit acumulado.
Esos ¢13.560 millones corresponden a recursos que la institución recaudó en años anteriores, pero que no ejecutó porque superaban el límite de gasto establecido por Hacienda.
Por fortuna, el dinero no entró a la caja única del Estado, sino a una cuenta propia de Aviación Civil, según precisó Luis Carlos Araya Monge, viceministro de Transporte Aéreo.
Tales fondos permitirán duplicar el presupuesto total de Aviación Civil para el 2011, el cual era de ¢14.300 millones originalmente.
Un total de ¢10.500 millones se invertirán para atender los aeródromos de Pavas, Pérez Zeledón, Juan Santamaría y Murciélago, este último en La Cruz, Guanacaste.
En Pérez Zeledón y Murciélago se rehabilitarán las deterioradas pistas de lastre, según explicó Francisco Jiménez, ministro de Transportes.
En ambos casos se pretende darle mayor comodidad al pasajero durante los aterrizajes. Además, Murciélago es un puerto estratégico para la seguridad nacional.
En Pavas, se atenderá un deslave en un muro que limita con el Hospital Psiquiátrico Manuel Antonio Chapuí y un problema de aguas que afecta al centro médico.
Según el ministro Jiménez, se deben canalizar las aguas para dejar de afectar a sus vecinos.
Por último, en el Juan Santamaría se reconstruirá la rampa de carga que se encuentra al oeste de la terminal aérea.
La superficie se construyó en 1998, pero al poco tiempo el asfalto empezó a desmoronarse. Eso obliga a los operadores del aeropuerto a remolcar los aviones con las turbinas apagadas, para que las piedras no dañen los motores.
Los ¢3.060 millones que restan se invertirán en un estudio ambiental, topográfico y de diseño del espacio aéreo del futuro aeropuerto 2025, que sustituiría al Juan Santamaría.
Además, se hará el estudio ambiental para el futuro aeródromo de la zona sur.