Con una cruz de ceniza en la frente y el silencio entre las paredes del templo, ayer los católicos marcaron el inicio del calendario de 40 días de preparación para la Semana Santa.
En la catedral metropolitana, en San José, el arzobispo, monseñor Hugo Barrantes, llevó el mensaje a los fieles y destacó la importancia de la oración, la limosna y el ayuno en este periodo de reflexión.
“No hay que hacer de la oración un circo; hay que vivir la Cuaresma con intensidad. En el ayuno, lo más importante es hacer ayuno de pecados”, expresó el arzobispo.
Durante la homilía, monseñor Barrantes criticó que “la sociedad actual quiere expulsar a Dios, mediante el Estado laico (...). Hay quienes adoran a dioses con minúscula, y esos no salvan”.
Sobre la limosna, el pastor de la Iglesia católica dijo que “no se trata de dar los sobros”, sino de compartir, sin decirlo a los demás.
“El Señor no les pide que manden un mensaje en Twitter o en Facebook diciendo si hacen ayuno o si dieron limosna. No hay por qué hacerlo público”, expresó Barrantes a los fieles.
Con la frase “polvo eres y en polvo te convertirás”, los sacerdotes impusieron la cruz de ceniza en los feligreses, en un acto de reconocimiento público de los pecados y una preparación para el misterio de Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Mayor, que se celebrará del 24 al 31 de marzo.
Devoción. Los templos católicos mantuvieron las puertas abiertas desde temprano y dedicaron horarios especiales para confesiones.
“Vine, desde temprano, a participar de este acto, que nos prepara para la Semana Santa. Pido mucho por los jóvenes para que los libre de todos los vicios y drogas”, relató Elizabeth Méndez, vecina de Chiroles de Desamparados.
En la eucaristía, monseñor Hugo Barrantes también instó al silencio para “prestar oídos a Dios”.
“No solo hay intoxicación por el dióxido de carbono, sino que también hay mucho ruido, más cuando estamos pegados a tanto mensaje sin contenido”, dijo Barrantes.
Aunque la tradición es un acto que aún los católicos celebran con fervor, algunos consideran que los jóvenes son los más ausentes en este tipo de actividades religiosas.
“Son tiempos difíciles, cuando se ha perdido el temor a Dios; uno no ve en la iglesia a tanto joven como se quisiera; por eso pido mucho por ellos”, manifestó Isabel Burgos, quien escuchó la misa de 8 a. m. en la catedral y en primera fila.