La mayoría de quienes se ganan un dinero extra impartiendo tutorías a estudiantes de escuela o colegio, no emiten facturas ni pagan impuestos al Estado, como corresponde.
“Toda persona, física o jurídica, que realice cualquier tipo de actividad económica o preste servicios de naturaleza lucrativa está obligada a registrarse ante la Administración Tributaria.
”Deben emitir recibos o comprobantes de ingresos, presentar declaraciones, autoliquidaciones de impuestos y pagar el tributo que corresponda”, dijo el director General de Tributación, Carlos Vargas.
Para regular esta actividad, la autoridad hacendaria lleva a cabo un Plan General de Control de la Dirección General de Tributación, el cual incluye la exploración de la información que obtiene de los propios contribuyentes, instituciones públicas y el Registro Nacional.
Carlos Vargas explicó que se hace una selección de los contribuyentes que muestren signos de riqueza o de actividad económica incongruentes con los indicadores económicos, ya sea que los hayan declarado ellos mismos, o se haya obtenido la información a través de terceros.
La profesora Mercedes García, quien da tutorías en Matemática en Tibás, aseveró que tampoco es que ganan un montón de dinero dando clases.
“Es una entrada extra, pero sí me da mucha pena, yo no tributo ni emito facturas”, aseveró esta docente.
Pedro Borbón, profesor de Matemática en Heredia, dijo que no se dedica a dar clases exclusivamente, solo lo hace como un favor o en forma esporádica durante los fines de semana. “Si lo hiciera, de forma responsable cumpliría con la ley. Cobro ¢5.000 la clase de una hora, pero hay de gente que pide hasta ¢10.000”, dijo.