Parecía un niño más, feliz y radiante en el Parque de Diversiones , en La Uruca, San José.
Sin anteojos, con la camisa y los pantalones mojados , y repitiendo cada juego como si fuese el último.
Los asistentes y guardaespaldas se preguntaban si tenía ropa en Casa Presidencial para cambiarse, mientras Lorena Clare , la Primera Dama de la República, le gritaba media enojada: ¡Miguel Ángel, vamos a comer!
El presidente Rodríguez disfrutó como nunca y hasta sus peores preocupaciones desaparecieron por un momento.
Cambió Simplificación por el Reventazón , y las húmedas vueltas del Pacuare le relajaron tanto, que pareció olvidar el difícil camino del banano tico ante la Unión Europea.
Saludó a todo el mundo, aunque muchos a regañadientes le dieron la pasada a su numerosa comitiva de familiares, asistentes, subasistentes y periodistas que no se perdían detalle del ataque de alegría del gobernante.
"Debería hacer la cola, Presidente, para dar el ejemplo... digo yo", le gritó Carmen Barahona, vecina de Guadalupe. No hubo respuesta.
Pero el mandatario no fue el único que gozó la jornada plenamente.
También quedó espacio para que pudieran entretenerse en los distintos juegos, los 227 niños huérfanos, o provenientes de familias de escasos recursos de isla Venado y de diferentes hogares del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
Muchos de estos menores no conocían San José, ni mucho menos un lugar como el parque de diversiones, por eso su alegría al igual que la del Presidente inundaba el ambiente.
"Yo había pedido conocer este lugar como regalo de Navidad y al fin se me cumplió", dijo Yuliana Bolívar Álvarez , de 10 años, estudiante de la Escuela La Florida de isla Venado.
La actividad, surgió como iniciativa de Casa Presidencial y contó con la colaboración del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y de la Administración del parque.