De los 201 sacerdotes católicos activos en la Arquidiócesis de San José, 147 tienen entre 41 y 60 años.
Además, las edades de otros 46 curas van de 61 a 74 años. El resto oscila entre 30 y 40 años.
Esos datos reflejan la principal motivación de la Iglesia católica para construir un complejo de 16 pequeños apartamentos para uso de los presbíteros retirados y así asegurarles una vejez digna.
Los estatutos de la Iglesia establecen que los clérigos pueden solicitar su renuncia ante el obispo cuando cumplen 75 años o antes, en caso de presentar una enfermedad que les impida ejercer su servicio.
Pero, no se tiene ningún programa formal para preparar al sacerdote antes de su jubilación.
A pesar de la necesidad, el plan no cuenta con diseños, ni sitio para la construcción ni financiamiento.
“Está en el papel, pero incluso la semana pasada tuvimos una reunión para ver este tema con un grupo de laicos interesados, estos laicos están ayudando a buscar el financiamiento”, dijo Fernando Muñoz, vicario de la Vida del Clero de la Arquidiócesis de San José.
Agregó que tienen tres opciones para levantar la obra: en Ciudad Colón, en San Pablo de Heredia o en La Garita de Alajuela.
Sin planes. Por ahora, los religiosos retirados deben vivir en casas curales, en asilos de ancianos y, en algunos casos, con sus familiares.
Para ver la luz, el proyecto debe superar la naturaleza individualista de los sacerdotes, pues años atrás se hizo una casa en La Garita de Alajuela, pero no se acostumbraron a vivir en grupo.
También se habló de un hogar de ancianos para curas cerca del Cementerio General, pero tampoco se logró concretar.
“Uno está acostumbrado a vivir en su casa solo. Y, si se meten a unos con otros, es un poco complicado”, comentó Javier Román, ecónomo de la Arquidiócesis de San José.
Para el padre Alfonso Mora, de 81 años y quien se acogió a su retiro en enero pasado, una iniciativa como la planteada debe considerar la individualidad de los clérigos.
“Hay un detalle que se puede hablar con sinceridad y franqueza: los sacerdotes estamos acostumbrados a ser un poquito autónomos en nuestra vida y someternos a vivir en común en una casa de retiro no es tan fácil de asimilar para nosotros”, explicó.
Por esta razón, la nueva idea plantea miniapartamentos que ofrecerían una habitación y una oficina para cada sacerdote. Aparte contaría con áreas comunes, donde se ofrecería gimnasio, enfermería y comedor.
Las instalaciones también albergarían a sacerdotes de otras diócesis en caso de ser necesario.
De acuerdo con una consulta hecha por La Nación, las diócesis de Alajuela, Cartago, Ciudad Quesada, Puntarenas, San Isidro del General, San José y Limón suman 466 sacerdotes activos y 91 retirados.
La diócesis de Tilarán no respondió la consulta de este diario.
Remuneración. La Conferencia Episcopal les entrega un subsidio mensual de ¢250.000 a los sacerdotes retirados para sus gastos.
Los rubros como comida, transporte y atención médica también son asumidos por la Iglesia.
Según datos de la Caja Costarricense del Seguro Social, la Iglesia católica tiene aseguradas a 1.150 personas, entre padres y seminaristas, bajo un Convenio de Aseguramiento Colectivo.
Román indicó que, en San José, a los curas se les paga ¢250.000, salario que cambia dependiendo de los ingresos de la diócesis.