Antes del 2012, cuando una persona que había intentado quitarse la vida era atendida en un centro de salud, abandonaba el hospital sin que nadie investigara la razón que la motivó a atentar contra sí misma.
Eso cambió a partir de enero de este año y ahora los hospitales están obligados a informar los diagnósticos relacionados con males mentales, mediante una boleta remitida al Ministerio de Salud.
Lo deben hacer sin importar si se trata de un intento de suicidio o de autolesiones por motivo de esquizofrenias o depresiones, por citar solo algunos trastornos.
Ese cambio es uno de los primeros intentos de las autoridades para recolectar información, a nivel nacional, que sirva para conocer el estado de la salud mental de los costarricenses.
“La idea es ver cuál es la distribución epidemiológica de las enfermedades mentales y tomar medidas y acciones para revertir la situación en el mediano plazo”, explicó Francisco Gólcher, contralor del Ministerio de Salud.
Legalidad. De esa información que los médicos remiten al ministerio, únicamente el nombre del paciente se mantiene bajo confidencialidad.
Datos como el género, la zona donde vive y la edad sí llegan al Ministerio.
Para esto fue necesario reformar el Reglamento de Enfermedades de Declaración por Vigilancia de la Salud.
De acuerdo con Francisco Gólcher, el año pasado, cuando se comenzaron a realizar las modificaciones, hubo resistencia por parte de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), pues ahí se alegaba que había un principio de privacidad hacia los datos del paciente.
Luego de algunas reuniones, se determinó que la identidad de los mismos se mantendría oculta, para proteger el derecho y a la vez poder analizar los datos.