Fabián Pineda es mecánico automotor. Tiene 50 años, está casado y es padre de cuatro hijos, pero dentro de ocho meses podría ser el que presida una boda, bautice o presida los funerales en una parroquia, en lugar del sacerdote.
Pineda es el mayor de tres hermanos y dice que para él significa una riqueza inmensa saberse casado... y estar a punto de ser parte del clero.
Un día decidió cambiar de vida y asistió a la Fraternidad Internacional de Hombres de Negocios. “Sin cambiar de religión, cambié mi relación con Dios”, dijo.
El martes, a las 6:30 p. m., un total de 19 hombres, acompañados de sus esposas, hijos y otros familiares, llegaron al paso previo (acolitado) para ejercer un nuevo ministerio y marcar un hito en la Arquidiócesis de San José.
La ceremonia se realizó en el Templo Votivo del Sagrado Corazón de Jesús, ubicado en barrio Francisco Peralta. En ella se les entregó, simbólicamente, el cáliz a cada uno de los nuevos acólitos.
Este rito es parte del proceso de apertura en la Arquidiócesis josefina para los laicos casados, que les permite ser parte del clero dentro de la figura definida como “diaconado permanente”.
El anterior arzobispo de San José, Hugo Barrantes, consideró prudente implementar ese diaconado y este martes el nuevo arzobispo, José Rafael Quirós, encabezó la ceremonia religiosa.
Con el ministerio recibido este martes, en las misas del próximo domingo los 19 podrán revestirse con un alba (túnica blanca) y un cíngulo (cordón en la cintura) para ayudar al sacerdote en el altar; incluso preparar los vasos sagrados para la consagración, que el cura realizará minutos después.
El presbítero Manuel Eugenio Salazar, director del Centro Arquidiocesano del Diaconado Permanente, dijo que el grupo inicial superaba los 100 aspirantes, pero poco a poco se redujo.
Durante casi cinco años, los aspirantes al diaconado han recibido formación en temas como Sagrada Escritura, Liturgia, Moral de la Vida Sexual y Matrimonial, Historia de la Iglesia y Pastoral Social.
En agosto del 2014 se espera que culminen su proceso y puedan realizar algunas funciones que hasta ahora solo realizan sacerdotes.
En la diócesis de Tilarán, Guanacaste, ya hay varios diáconos casados, pero, en San José, el plan se inició formalmente en el 2008, luego de que en el 2003 se aprobaron las normas básicas para la formación de diáconos permanentes.
Este nuevo espacio para los hombres casados quedó abierto desde hace 50 años con las reformas del Concilio Vaticano Segundo, pero en nuestro país hasta ahora se formaliza.
“En Alemania ya tienen unos 40 años con este diaconado y en Panamá también está muy desarrollado”, dijo Salazar.
La idea es que sean auxiliares del obispo y los presbíteros en comunión jerárquica.
Añadió que, como todo cambio, a algunos les costará asimilarlo , incluso dentro de los mismos sacerdotes, donde unos tienen gran apertura; a otros les cuesta más.