Ashley Garro, de nueve años, llegó al campo ferial de Zapote junto a su papá y varias amigas pasadas las 9 a. m., entre sus cosas llevaba un arrugado tiquete impreso en papel bond a blanco y negro. Ese insignificante pedazo de papel era la llave de acceso a todos los juegos mecánicos de las fiestas, por eso lo apretaba fuerte entre sus pequeñas manos.
Al igual que Ashley, más de 3.000 niños de los barrios más necesitados de Curridabat utilizaron gratis, de 9 a. m. a 12 p. m., las atracciones de las fiestas.
"Es un día muy bonito, me he montado en casi todo, lo que más me ha gustado es el barco pirata", dijo la niña antes de salir corriendo a la fila de otro juego.
La iniciativa es fomentada por la Asociación de Chinameros de Curridabat y busca que los menores de escasos recursos tengan la oportunidad de disfrutar de los festejos de fin de año.
"Lo importante de esto es que hay muchos padres de familia que no pueden pagar los ¢1.000 que cuesta cada tiquete para subir a los juegos, hay familias que tienen tres o más chiquitos y venir a subirlos en varias cosas sale caro", comentó Norman Garro, padre de Ashley.
"Hay personas que solo de esta forma podemos venir y por eso uno agradece estas ideas", afirmó Flor Sibaja, vecina de Granadilla Norte, quien asistió con su hijo José Julian, de 12 años y una sobrina de ocho años.
Organización. Johnny Quesada, presidente de la Asociación de Chinameros de Curridabat, explicó que se reparten 2.000 pases por medio del Concejo Municipal de Curridabat y 1.000 más directamente en barrios como La Lía, Tirrases, el precario Las Rosas y Granadilla Norte.
"Se negocia con las empresas que instalan los juegos para que den un espacio de tres horas un único día para los niños de estas comunidades y a cambio se hace un pequeño descuento en el permiso de explotación que pagan los dueños de las atracciones", expresó Quesada.
Este es el cuarto año consecutivo que se realiza la actividad.
La organización del evento reconoce que a la jornada asisten niños de otras comunidades necesitadas de San José, pequeños sin tiquetes y hasta personas que no lo necesitan. Sin embargo, la instrucción es que todos los menores utilicen los aparatos.
"No se puede discriminar a nadie, el hecho de entregar tiquetes de forma previa es más que todo un formalismo", concluyó Quesada.