Washington. AP. Las perspectivas de un rápido fin al cierre parcial de la Administración federal de EE. UU. , que ya cumplió cuatro días, prácticamente desaparecieron ayer ya que los legisladores llegaban al fin de semana discutiendo, y centraban su atención en un plazo que se cumple a mediados de mes para evitar la amenaza de una cesación de pagos por primera vez en la historia.
“Esto no es un juego”, dijo el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, mientras la Casa Blanca y los demócratas mantenían su posición de aceptar negociar solo después de que se reabran las operaciones gubernamentales y se eleve el límite de endeudamiento de 16,7 billones de dólares.
Los republicanos de la Cámara, donde son mayoría, parecían cambiar sus demandas, al restar importancia a su insistencia previa en dejar sin financiamiento la reforma de salud a cambio de reabrir el gobierno.
En su lugar, intensificaron los llamados por recortes en los programas de prestaciones federales y futuros déficits, asuntos que Boehner ha dicho en repetidas ocasiones serán parte de cualquier conversación sobre la legislación alusiva al límite de endeudamiento, al que muchos se refieren como el techo de la deuda.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, también dijo que las dos cuestiones estaban vinculadas. “No solo tenemos un cierre, sino que tendremos la confianza plena y el crédito de nuestra nación ante nosotros en una semana o 10 días”, expresó.
Reid y otros demócratas bloquearon numerosos intentos del senador Ted Cruz –un importante arquitecto de la estrategia para dejar sin financiación al obamacare (como se conoce popularmente a la ley de salud promovida por el mandatario )– para avalar proyectos de ley aprobados por la Cámara Baja que reabrirían algunos sectores de la Administración federal.
El republicano de Texas dijo repetidamente que Obama y los demócratas eran los culpables del estancamiento.
Pero el senador Carl Levin, demócrata de Michigan, comparó la estrategia republicana con "romper una pieza de vajilla con un martillo, y después pegar dos o tres trozos hoy, un par más mañana, y dos o tres más el día siguiente".
A pesar de la retórica, no se evidenciaba un sentido de urgencia para acabar con el cierre parcial antes del fin de semana.
La Cámara Baja realizó una votación sobre proyectos de ley para proporcionar fondos para asistencia por desastres, y después para un programa de nutrición para la mujer y los niños.
La agenda de hoy contempla pide aprobar una ley para asegurar el pago para unos 800.000 empleados federales cesados temporalmente desde el martes, y luego apagar las luces en el recinto hasta el lunes por la noche para permitir a los representantes viajar a casa durante dos días.
Tras lanzar una serie de amenazas de veto contra proyectos de ley de gasto de los republicanos, la Casa Blanca no se opuso a asegurar aquel pago.