Washington
Impulsadas por los temores a una mayor regulación, las ventas de armas han prosperado en Estados Unidos durante el gobierno de Barack Obama tras mortales tiroteos, aunque el mercado ha captado pocos nuevos clientes.
Después de la masacre en el club gay Pulse de Orlando, los inversores apostaron a una mejora en las ventas.
Las acciones de dos de los principales fabricantes –Smith & Wesson y Sturm Ruger– subieron 6,9% y 8,5%, respectivamente.
Lo mismo ha ocurrido una y otra vez en los últimos años.
Las listas del FBI de las 10 semanas con mayores pedidos de certificados de antecedentes, que se requieren para comprar armas a agentes autorizados, revelan claramente el efecto estimulante que producen los tiroteos.
Los dos máximos picos registrados por el Buró Federal de Investigación (FBI) se produjeron tras la matanza en la escuela primaria de Newtown, Connecticut, en el 2012, que dejó 26 muertos, y la ocurrida en diciembre último en San Bernardino, California, con saldo de 14 fallecidos.
"El lobby de la industria de las armas de fuego se ha vuelto experto y explotado temores de sectores de la población que temen que le quiten las armas", dijo en una entrevista Josh Sugarmann, del Centro de Políticas para la Violencia, un grupo a favor del control de armas.
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Estos temores se han elevado durante los ocho años de gestión de Obama. El apoyo del presidente a una mayor regulación en la venta de armas ha estimulado su venta y producción.
Según cifras oficiales, se fabricaron más de nueve millones de armas de fuego en Estados Unidos en el 2014, comparado con 5,5 millones en el 2009, el año en que Obama asumió el Gobierno.
El año de su reelección, en el 2012, fue emblemático para el sector, pues las ventas aumentaron casi 19%, de acuerdo con un estudio por la firma de investigación IBISWorld.
"Muchos consumidores que buscaban comprar productos de la industria se preguntaban... si comprar un arma de fuego en el futuro terminaría siendo más difícil", señalaron los autores del estudio.
Esta dinámica aún está vigente. Incluyendo municiones y ventas militares, los ingresos del sector aumentaron en promedio 6,5% por año desde el 2011, y se espera que totalicen $15.800 millones en el 2016, según IBISWorld.
Eso se traduce en una ganancia de $1.200 millones este año, agregó.
Uno de los principales grupos de presión a favor de la libre venta de armas, la National Shooting Sports Federation, calcula que el impacto económico directo e indirecto de la industria es de $49.300 millones por año.
Pese al importante crecimiento y a su impacto en los medios de comunicación, la industria de las armas de fuego representa una fracción de los $5,2 billones en ventas minoristas anuales en Estados Unidos.
Y enfrenta una amenaza más peligrosa que una mayor regulación: la demografía.
"Existe un temor existencial tanto de parte de los fabricantes como de la comunidad que defiende el derecho a adquirir armas de que su base de apoyo, la población masculina blanca de mediana edad, está disminuyendo", dijo Robert Spitzer, autor de Guns Across America y otros cuatro libros sobre el control de armas.
En el 2010, los blancos estadounidenses representaban el 72,4% de la población del país, comparado con 89,5% en 1950.
"Hay menos interés en poseer armas que hace unas pocas décadas atrás", dijo Spitzer.
Resultado: menos de una tercera parte de los hogares estadounidenses informaron poseer al menos un arma en 2014, comparado con casi el 50% en 1980, según un informe de la Universidad de Chicago.
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El número de armas de fuego que circulan en Estados Unidos sigue siendo; no obstante, muy elevado. Entre 270 millones y 310 millones: suficiente para armar a prácticamente cada habitante del país.
Sin embargo, el elevado número responde fundamentalmente a que las mismas personas que poseen armas adquieren más, y no tanto a un aumento de los nuevos compradores.
Ello no ha escapado a los fabricantes.
"Al reconocer que el 'tradicional' mercado de 'hombres blancos pudientes que salen de cacería' está limitado, la industria hace marketing y estudia en forma muy activa a los hispanos, las mujeres y los jóvenes", dijo Jurgen Brauer, profesor de Economía en la Universidad de Augusta y con experiencia en el tema.
Es difícil saber si estos esfuerzos han sido exitosos, pues solo un puñado de fabricantes de armas ofrece cierta transparencia por estar en bolsa.
"Comparado con la industria de las armas, el politburó es un modelo de transparencia", ironizó Sugarmann en alusión al comité político de los gobiernos comunistas.
El principal grupo de presión a favor de las armas, la National Rifle Association, no respondió a los llamados de la AFP para hacer comentarios.
Por su parte, la National Shooting Sports Federation dijo que no responde a medios extranjeros.