Nueva York
Los escépticos de Donald Trump tienen la esperanza de que cuando llegue a la presidencia el empresario impetuoso revelará un lado serio. Sus partidarios quieren que mantenga el desenfado que sacudió a Washington. Hasta ahora, con el verdadero estilo Trump, el presidente electo está haciendo ambos roles.
Trump ha calmado algunas inquietudes del establishment republicano con muchos de sus nombramientos al gabinete, incluso el del respetado general retirado James Mattis para encabezar el Pentágono y al legislador de Georgia y cirujano ortopedista Tom Price para el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Ha dado indicios de que está abierto a cambiar algunas de sus políticas más controvertidas, entre ellas su rechazo al cambio climático y el apoyo a la tortura.
Ha elogiado al presidente Barack Obama y en general ha sido respetuoso con la que fue su rival de campaña Hillary Clinton.
Sin embargo, Trump también se ha negado a abandonar los mítines estridentes y las acusaciones temerarias en Twitter que definieron su campaña presidencial.
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Sigue haciendo declaraciones sin fundamento ni evidencia, aseverando por ejemplo que millones de personas votaron ilegalmente en las elecciones. Ha dado al proceso de elección de gabinete, normalmente serio, un toque de drama televisivo, invitando camarógrafos a la cena qur tuvo con Mitt Romney, quien suena para secretario de Estado, y anunciando a su secretario de Defensa en un mitin, como si pareciera sacado de la manga.
"Fue un candidato muy inusual, y lo va a ser como presidente" , dijo el líder de la Cámara de Representes Paul Ryan.
A pesar de su reputación de decir las cosas directas, Trump se alimenta de una profunda necesidad de agradar, de acuerdo con gente que lo conoce de hace mucho tiempo.
Él frecuentemente modera su tono y trata de complacer a su audiencia diciéndoles cosas que quieren escuchar. A menudo habla generalidades vagas, sus planes políticos carecen de detalles y deja que los partidarios lean lo que ellos desean.
Dos políticos
Las personas que se han reunido personalmente con el presidente electo hablan que hay dos Trump: la celebridad que se promueve a sí misma en público y el abuelo amable y cortés en privado.
"Él es encantador en persona, y tiene absolutamente mucho carisma personal", expresó John Allison, ex director general de BB& quien se reunió recientemente con Trump.
De hecho, Trump parece haberse ganado a algunos de sus críticos republicanos más duros desde que derrotó a Clinton. Los legisladores republicanos han elogiado a todos sus nominados en el Gabinete, algunos de los cuales tienen opiniones más tradicionalmente conservadoras que Trump mismo.
Romney, quien fue uno de los críticos más feroces de Trump durante la campaña, expresó palabras cálidas para un hombre al que había calificado recientemente de ser un farsante.
"Él continúa con un mensaje de inclusión y de reunir a la gente. Su visión es algo que obviamente se relaciona con el pueblo estadounidense de una manera muy poderosa", dijo Romney en un cambio impresionante para quien fuera nominado presidencial republicano en 2012.
No obstante, Trump también parece estar sumamente consciente de que los entusiastas partidarios que lo impulsaron a la Casa Blanca están observando atentamente para ver si va a olvidar sus promesas de sacudir el sistema político.
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Los partidarios expresaron a gritos el jueves su oposición a que Romney sea parte del gabinete, mientras Trump tomó el escenario en Cincinnati como parte de una gira de agradecimiento a los votantes.
Trump les dio muchas cosas más para que se animaran, reabriendo completamente su personaje estridente de campaña.