Lleva 32 años figurando en concursos y programas deportivos de la televisión hondureña y ahora, sin dejar su oficio, trabaja para convertirse en el presidente del país con su nuevo Partido Anticorrupción (PAC).
Salvador Nasralla, la figura más famosa de la televisión en Honduras, es una muestra de lo inédita que se ha vuelto la actual campaña en este país.
Ingeniero y empresario, promete acabar con la corrupción, aunque aún no ha presentado una propuesta concreta de gobierno. Para hablar sobre la Honduras que sueña, usa su programa Cinco Deportivo, que se transmite cada domingo por el canal Televicentro.
En la página web del partido, anuncia el proyecto “Voto por celular”, una “propuesta de Tecnología que permitirá a Honduras ahorrar miles de millones de Lempiras que podrán ser invertidos en necesidades reales de nuestro pueblo”.
Las simpatías populares que despierta Nasralla podrían desperdigar aún más los votos en las elecciones de noviembre del 2013, en las que por primera vez participarán nueve agrupaciones políticas.
Ante el temor de perder las elecciones, “el bipartidismo ha acudido a esta estrategia para restarle votos” a la fórmula de Libertad y Refundación (Libre), opina Armando Orellana, sociólogo de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.
Orellana también cita la candidatura de Romeo Vásquez Velásquez, “exmilitar que dirigió prácticamente el golpe”, y que presentó su candidatura con el partido Alianza Patriótica Hondureña, inscrito en el 2011.
Lo de Salvador Nasralla “es una cuestión mediática, pero el tema de la corrupción cala en cierto tipo de población”, opina el investigador hondureño Álvaro Cálix. “Lo que no sabemos es cuánta gente, tras el golpe, cambió su ‘chip’, tomó conocimientos básicos y podría no votar por una opción mediática como esa”, dice.