==NO ARCHIVES = RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / WHITE HOUSE " - NO MARKETING NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS == This official White House photograph made available May 2, 2011 shows US President Barack Obama (2nd L) and Vice President Joe Biden (L), US Secretray of Defense Robert Gates (R) and US Secretary of State Hillary Clinton (2nd R) along with members of the national security team, as they receive an update on the mission against Osama bin Laden in the Situation Room of the White House, in Washington, DC on May 1, 2011. Please note: a classified document seen in this photograph has been obscured. AFP PHOTO / Official White House Photo by Pete Souza Editors Please Note: This official White House photograph is made available only for publication by news organizations and/or for personal use printing by the subject(s) of the photograph. The photograph may not be manipulated in any way and may not be used in commercial or political materials, advertisements, emails, products, promotions that in any way suggests approval or endorsement of the President, the First Family, or the White House. ==NO ARCHIVES = RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / WHITE HOUSE " - NO MARKETING NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS == (Pete SOUZA)
Washington. EFE, AFP La operación del comando de élite estadounidense que acabó en la muerte del líder de al-Qaeda, Osama bin-Laden, en una mansión en Pakistán, se llevó a cabo con una gran precisión y una espectacularidad digna de un guion de Hollywood.
El pistoletazo de salida lo dio el presidente de EE.UU., Barack Obama, el viernes por la mañana, cuando firmó la autorización para que un pequeño grupo de soldados de la Fuerza de Operaciones Especiales de la Marina (SEALS) intentara capturar a bin-Laden, vivo o muerto, según varios funcionarios de gobierno.
Seis meses antes, la CIA logró localizar al emisario de confianza de bin-Laden, de quien hasta entonces se desconocía hasta el nombre y del que se sospechaba que se ocultaba junto a su jefe.
El emisario residía en un complejo valorado en un millón de dólares en Abbottabad, en las cercanías de Islamabad y claramente construido para albergar a un objetivo mucho más valioso que un simple mensajero: tenía dos puertas de seguridad, espesos muros de seis metros de alto rematados con alambre de púas y el edificio no tenía teléfono ni Internet.
Sus habitantes no guardaban ninguna relación con sus vecinos y quemaban su basura, en lugar de botarla.
Poco a poco, los agentes de la CIA se convencieron de que quien se encontraba en el interior de la mansión era el propio “número uno” de al-Qaeda.
Obama encabezó no menos de cinco reuniones con su Consejo de Seguridad Nacional para analizar los datos recabados por los servicios de inteligencia.
Operación de alto riesgo. Las posiciones eran dispares: no era seguro al cien por cien que se tratara del propio bin-Laden, aunque según el consejero de la Casa Blanca para la lucha contra el terrorismo, John Brennan, se trataba de la pista más sólida desde hace diez años.
Algunos de los asesores abogaban por usar aviones espía, para no poner en peligro vidas estadounidenses. Otros preferían enviar a los SEALS, una opción más arriesgada pero con más garantías de éxito. Finalmente, Obama optó por esta última.
El mandatario siguió la operación el domingo desde la Sala de Crisis de la Casa Blanca con sonido e imágenes en directo.
Fue “uno de los ratos de mayor ansiedad en la vida de cualquiera de los que estuvimos allí”, según admitió Brennan.
Los nervios quedaron a flor de piel cuando uno de los dos helicópteros enviados a cubrir la misión sufrió un problema técnico. Pudo aterrizar en el complejo, pero ya no pudo moverse.
El comando entró en la residencia sin tener una idea exacta de lo que iba a encontrar.
Al ser conminados a entregarse, los terroristas optaron por abrir fuego. Según Brennan, el propio bin-Laden utilizó como escudo humano a una de sus esposas, que resultó alcanzada por las balas.
Murieron otros tres varones, identificados provisionalmente como uno de los hijos adultos de bin-Laden; el mensajero que sirvió para localizarlo y al hermano de este. Dos mujeres quedaron heridas.
El comando utilizó el helicóptero que quedaba operativo para abandonar el complejo y llevarse el cadáver del líder terrorista. En total, la operación requirió apenas 40 minutos.
Todos salieron en un aparato. El otro se quedó en el lugar.
A posteriori, se informó de la operación a las autoridades pakistaníes, que se han hecho cargo del complejo.
Los servicios de seguridad de ambos países tratan ahora de evaluar el contenido de la edificación en busca de datos y documentos sobre la red terrorista y el resto de sus dirigentes.
Mientras, el cuerpo de bin-Laden se trasladaba al portaaviones estadounidense Carl Vinson , en el de mar de Arabia, donde, según Washington, se prepararon los restos según los ritos islámicos y se le lanzaron al mar, para evitar que su tumba se convirtiera en centro de peregrinación.