Estambul. EFE y AFP. Miles de ciudadanos de todo tipo y condición, desde simpatizantes de organizaciones feministas a hinchas de fútbol, volvieron a reunirse ayer en la céntrica plaza de Taksim, Estambul, epicentro de las protestas antigubernamentales que desde hace diez días sacuden a Turquía.
Pasado el mediodía, numerosas organizaciones feministas se dieron cita en la cercana calle Istiklal para iniciar una marcha “por una vida sin abusos y sin Tayyip”, en referencia al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.
Las mujeres han estado en primera fila de las protestas desde que estas se iniciaron, el martes 28 de mayo, en defensa de un parque público de Estambul. Sin embargo, el descontento pronto se convirtió en un movimiento de crítica al estilo autoritario del oficialista Partido Justicia y Desarrollo (AKP), el cual exige la dimisión de Erdogan.
Además, los hinchas de dos de los tres clubes de fútbol más importantes de Estambul, el Fenerbahce y el Besiktas, se reunieron al atardecer en la plaza.
Regreso a la calma. El Gobierno reaccionó ayer con declaraciones del vice primer ministro, Huseyin Celik, quien consideró que la situación está “bajo control”.
“Todas la creencias y religiones son respetables para nosotros”, dijo Celik, en respuesta a las críticas de quienes acusan al poder de querer “islamizar” a la sociedad.
Cuestionado por la prensa, Celik afirmó que no se celebrarían elecciones anticipadas para resolver la crisis. “No se adelantan los comicios porque la gente proteste”. Además, descartó las sanciones exigidas por los quejosos contra quienes dirigen a la Policía. “Erdogan no cortaría cabezas solo porque algunos lo quieren”, zanjó.