Beirut. AFP. El escalofriante video de la muerte de un periodista estadounidense a manos de yihadistas representa el último episodio de la guerra lanzada por estos extremistas en las redes sociales para sembrar el terror y, a su vez, reclutar a nuevos combatientes.
Aunque los yihadistas ya usaban sus propios medios para difundir mensajes y videos, recientemente plataformas como Twitter y YouTube les han permitido llegar a una mayor audiencia.
A pesar del cierre de sus cuentas, el grupo crea rápidamente otras con nuevos nombres.
Un yihadista del Estado Islámico (EI) subió el martes a YouTube el video sobre el asesinato del periodista James Foley.
El FBI estadounidense consideró este video auténtico, según el portal GlobalPost para el que trabajaba el reportero.
El documento lleva la marca de fábrica de los videos yihadistas: Foley aparece vestido con un traje naranja similar al de los presos islamistas de la prisión estadounidense de Guantánamo.
YouTube retiró rápidamente el video, muy visitado en Internet, pero las imágenes estaban ya reproducidas en otros sitios y las capturas de pantalla circulaban en las cuentas de los yihadistas y de sus partidarios.
Estos últimos utilizaron Twitter para difundir estas imágenes junto a otras de actos de humillación y torturas cometidos por los soldados estadounidenses en la prisión iraquí de Abu Ghraib, para justificarse.
James Foley, de 40 años, cubrió la guerra en Libia antes de viajar a Siria, donde trabajó como freelance para GlobalPost y la AFP.
Los yihadistas, por su parte, lo acusaron en Internet de ser un espía e indicaron que merecía la muerte simplemente por ser un estadounidense no musulmán.
Tras la publicación del video, el director general de Twitter, Dick Costolo, anunció ayer la suspensión de las cuentas que subieron imágenes impactantes de la filmación.