Alepo, Siria, y Naciones Unidas
Millares de civiles y rebeldes fueron evacuados de Alepo el jueves, en el primer día de una operación que sella la victoria del régimen en la batalla por la segunda ciudad de Siria tras un mes de cruenta ofensiva
El presidente Bashar al-Asad aseguró en un video que la "liberación" de Alepo era un "momento histórico".
En el primer día de evacuación, tres convoyes de autobuses y ambulancias hicieron el trayecto entre el distrito de Al-Amiriya, en el sur de Alepo, aún controlado en parte por los insurgentes, hacia el de Ramusa, en manos del régimen. En las dos primeras caravanas lograron salir unos 3.000 civiles, según la representante en Siria del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Marianne Gasser. En los autobuses la inmensa mayoría eran civiles y una pequeña parte, combatientes rebeldes.
Algunas personas ancianas lloraban, otras estaban contentas de dejar atrás el infierno y algunas dudaban en subir a los autobuses por miedo a ser interceptadas por las fuerzas del gobierno, constató un periodista de la AFP presente en el lado rebelde.
Consumada la caída de la otrora capital económica del país árabe, las potencias occidentales intentaban movilizarse para auxiliar a la población no combatiente y una de las vías sería el despliegue de observadores internacionales, según una propuesta europea que Francia presentará este viernes en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
El acuerdo para sacar a los civiles cuajó exactamente un mes después del inicio de la ofensiva final de las fuerzas gubernamentales, apoyadas por la aviación rusa, milicianos del movimiento libanés Hezbolá y combatientes iraníes e iraquíes, el 15 de noviembre.
En la ventana llena de polvo de uno de los autobuses alguien había escrito: "Un día volveremos".
Para que las ambulancias lograran abrirse paso, una grúa debió desplazar los escombros en las calles devastadas, indicó Gasser. "Lo que hemos visto rompe en el corazón. La gente (...) podíamos ver sus ojos llenos de tristeza".
"La humanidad exhala su último suspiro en Alepo", denunciaron 25 organizaciones no gubernamentales (ONG) en una declaración común publicada el jueves en Gaziantep, en el sureste de Turquía, en la cual condenaron "el fracaso moral de la comunidad internacional".
Paralelamente, otra operación de evacuación de unos 1.200 heridos y enfermos y sus allegados tenía lugar en Fua y Kefraya, dos ciudades chiitas sitiadas por los rebeldes en la provincia de Idleb, hacia zonas controladas por el régimen.
Éxito mayor del régimen. La salida de los insurgentes de Alepo simbolizará el máximo éxito del gobierno del presidente Bashar al-Asad y sus aliados ruso e iraní desde el inicio de la guerra civil en el 2011.
"Nadie sabe cuánta gente queda en los barrios rebeldes", señaló la representante del CICR, quien destacó que la evacuación podría durar "varios días".
No obstante, el emisario de las Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, estimó que unos 40.000 civiles seguirían atrapados en la zona rebelde y entre 1.500 y 5.000 combatientes y sus familias.
Turquía, que prometió acoger a los desplazados, cifró entre 80.000 y 100.000 el número de civiles que podrían ser evacuados.
En cuatro semanas, la ofensiva dejó más de 460 civiles muertos en el este de Alepo, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) y 130 en el lado gubernamental.
Las personas evacuadas podrán dirigirse a Idleb, provincia vecina de Alepo y último bastión de la rebelión, que solo controla ya esa región y apenas algunos sectores dispersos en Deraa (sur) y cerca de Damasco.
Para De Mistura, que ha llamado a una vuelta a las negociaciones intersirias para poner fin al conflicto, Idleb podría convertirse en "la próxima Alepo "si no hay un acuerdo político y de cese el fuego".
Desde el inicio, en marzo del 2011, el conflicto causó más de 310.000 muertos y desplazó a la mitad de la población siria.
Vigilancia internacional. En el terreno diplomático, e viernes está prevista una nueva reunión del Consejo de Seguridad, a petición de Francia, para tratar de lograr un despliegue de observadores internacionales que supervisen las evacuaciones.
El embajador francés ante Naciones Unidas, François Delattre, consideró "más necesario que nunca" obtener el despliegue de "observadores internacionales" bajo auspicio de la organización para supervisar las operaciones de evacuación y el envío de ayuda a los habitantes de Alepo.
"Francia y Alemania y otros aliados europeos", explicó, "trabajan en estrecha cooperación sobre propuestas" concretas tendientes a garantizar "una evacuación (de civiles) en toda seguridad y un acceso a la ayuda humanitaria" en la ciudad.
Estados Unidos también reclamó un despliegue de observadores.
Por su parte, el ministro británico de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, anunció en Londres que había convocado a los embajadores ruso e iraní para darles cuenta de la "profunda inquietud" por la situación en Alepo y para denunciar "las acciones de Irán y Rusia en Siria".
"Es crucial proteger a los civiles y hacer llegar la ayuda", subrayó.
El titular británico de Defensa, Michael Fallon, dijo de su lado que "no ve futuro al presidente Al Asad en Siria (...) incluso a pesar de que triunfa sobre la oposición en Alepo".
Los esfuerzos diplomáticos, incluyendo varias rondas de conversaciones de paz, no han logrado resolver el conflicto.
El secretario de Estado saliente estadounidense, John Kerry, advirtió qde ue Alepo corría el riesgo de convertirse en "otra Srebrenica", en alusión a la ciudad bosnia donde en 1995 se cometió la peor masacre en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.