“Ante los daños contra las propiedades públicas y privadas y el peligro que representa la continuación de estos actos para la seguridad de la patria y de los ciudadanos, se decidió proclamar a partir de hoy (viernes) un toque de queda en todo el territorio tunecino de 8 p. m. a 5 a. m.”, informó el Ministerio del Interior.
“Cualquier persona que desobedezca esta decisión se expone a ser procesada, salvo que sea una emergencia médica o alguien que trabaje de noche”, estipuló el Gobierno en el comunicado, en el que llamó a todos los ciudadanos a respetar el toque de queda.
Cinco años después de que fue derrocado Ben Alí, las protestas contra la miseria y para pedir justicia social tuvieron su epicentro en Kasserine, una zona desfavorecida del centro del país, el sábado pasado.
En la marcha para expresar el descontento popular por el desempleo y la pobreza, un desempleado murió cuando intentaba trepar a un poste de electricidad, en medio de los choques entre manifestantes y policías. Desde entonces, las protestas se extendieron por zonas aledañas y a la capital.
“Se trata de la crisis social más grave desde el 2011”, declaró el analista independiente Selim Kharrat, quien señaló que las manifestaciones se han extendido a todo el territorio.
Ante la degradación de la situación, el primer ministro, Habib Essid, acortó su visita a Europa, donde participaba en el Foro Económico de Davos, y anunció que presidirá este sábado un consejo de ministros excepcional. Desde París, Essid afirmó que las protestas ya están bajo control.
“La situación está calmada (...) y está bajo control”, dijo el primer ministro tras reunirse con el presidente francés, François Hollande, en París.