Ciudad del Vaticano. AFP. El papa Francisco hizo ayer un gesto histórico en el Vaticano al reunir para una inédita plegaria a los presidentes israelí, Shimon Peres, y palestino, Mahmud Abás, a quienes instó a “derribar los muros de la enemistad” y tener el “valor” de lograr la paz en Oriente Medio.
“Para conseguir la paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra”, dijo el Papa en un sobrio acto celebrado en los jardines del Vaticano.
“Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones”, añadió
Dirigiéndose a los dos mandatarios, el Pontífice argentino recordó que “los hijos están cansados y agotados por los conflictos” y piden “derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo y la paz”.
El presidente israelí y el líder palestino llegaron al Vaticano de forma separada y con 15 minutos de diferencia, según el minucioso programa establecido.
Peres y Abás fueron recibidos primero en la sencilla residencia de Santa Marta, donde vive Francisco. Luego, junto con el patriarca de Constantinopla, Bartolomeo I, se trasladaron a los jardines de la Casina Pío IV, donde oraron juntos por la paz en Oriente Medio.
Una refinada música, interpretada por una orquesta en vivo, dio inicio al acto, que se celebró en un lugar neutral, al aire libre y sin símbolos religiosos.
El acto incluyó oraciones y meditaciones en hebreo, inglés y árabe, y cortas piezas musicales.
‘Tregua espiritual’. Se trató de una “tregua espiritual”, con el fin de que se supere el difícil momento tras la ruptura en abril de las negociaciones entre las partes .
El presidente Peres, de 90 años, quien termina su mandato en julio, reconoció en su discurso que la paz entre Israel y los palestinos requiere “sacrificios y compromisos”.
“La paz no se alcanza fácilmente. Tenemos que unir todas nuestras fuerzas para lograrlo. Y pronto”, manifestó
Por su parte, Abás pidió una “paz justa” para su país y el Oriente Medio e hizo un pedido explícito al Sumo P ontífice.
“Salve nuestra ciudad de Jerusalén, donde se encuentra la tercera mezquita santa”, solicitó.
“Señor concédenos una paz justa para todos, para mi país y para la región. Queremos la paz para nosotros y para nuestros vecinos”, recalcó.
Antes del encuentro, con el Papa como testigo, Peres y Abás se abrazaron calurosamente, en un gesto emblemático, que marcó el día.
Al acto, que se celebró según el orden cronológico de nacimiento de cada una de las tres religiones monoteístas –primero judía, luego cristiana y por última musulmana–, participó el patriarca de Constantinopla, Bartolomeo I.
El Papa, cuya popularidad crece entre católicos, judíos y musulmanes, lanzó, de forma inesperada, durante su viaje en mayo a Tierra Santa esta audaz iniciativa con el deseo de acercar a israelíes y palestinos, particularmente distanciados tras el fracaso en abril de las negociaciones de paz.
Cada momento del encuentro en el Vaticano fue estudiado minuciosamente para evitar que el acto fuese instrumentalizado por alguna de las partes.
Se trató principalmente de un gesto simbólico para defender e invocar la paz.
Francisco desea mostrar con hechos que las tres religiones monoteístas pueden trabajar juntas por la paz.
“Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los corazones: shalom , paz, salam ”, concluyó el Pontífice argentino.