Jordania
El papa Francisco dijo hoy durante una multitudinaria misa celebrada en el estadio internacional de Ammán, que la paz no se puede comprar ni vender, sino que debe construirse a base de gestos cotidianos.
“La paz no se puede comprar, no se vende”, manifestó durante la homilía, antes de precisar que se trata de un don que hay que construir mediante gestos grandes y pequeños en la vida cotidiana.
Ante unas treinta mil personas, el pontífice también tuvo palabras de ánimo y aliento para las familias cristianas de refugiados procedentes de Palestina, Siria y Líbano que residen en Jordania.
Flanqueado por dos fotografías de grandes dimensiones de dos de sus predecesores, Juan XXIII y Juan Pablo II, sobre un escenario, el Papa Francisco aseguró que el camino de la paz se consolida.
“En este espíritu saludo a todos los niños que hoy realizan la primera comunión”, dijo en italiano el jerarca de la Iglesia Católica.
El pontífice recibió a varios refugiados a los que bendijo durante la misa, que estuvo intercalada por rezos y un coro en árabe.
El Papa llegó al estadio donde se realizó el evento en un vehículo abierto en el que hizo el camino hasta el escenario principal en medio de miles de feligreses que le obligaron a parar en numerosas ocasiones para acercarse a él o bien acercarle a niños de corta edad para que los bendijera o para entregarle documentos.
Entre banderas jordanas, libanesas, palestinas y sirias, el santo padre avanzó entre la multitud con muestras de cercanía y calidez y guardándose el solideo blanco que cubre su cabeza por temor a perderlo debido al viento.
Globos blancos y amarillos y un enorme cartel en el que aparece Francisco saludando al monarca jordano Abdalá II con la cúpula de San Pedro y el sitio bautismal de Betania de Transjordania de fondo, recibieron al prelado de la Iglesia en su primera homilía en Tierra Santa.
El papa argentino, que viaja acompañado por un rabino y un profesor musulmán, dos amigos y compatriotas suyos, como un gesto de tolerancia y diálogo entre las tres religiones monoteístas, dirigió también un saludo "lleno de afecto a las comunidades cristianas" que residen en Jordania desde "los tiempos apostólicos".
Esta escala resulta más importante de lo que parece, pues Jordania se presenta como un interlocutor del mundo islámico, una suerte de mediador para la paz en la zona.
Jordania además se ha salvado de las convulsiones de la 'primavera árabe' y la comunidad cristiana, unas 250.000 personas, entre católicos y ortodoxos, se mantiene estable.
Sin embargo, los cristianos en Medio Oriente sufren graves ataques y se han convertido en una especie en extinción. Representan actualmente el 2% de la población, cuando hace medio siglo eran el 10%, según datos de la página católica Religión Digital.