“La progresión es lenta pero constante”, indicó el general Abdelwahab al-Saadi, uno de los principales comandantes de la ofensiva para retomar Tikrit, situada a 160 kilómetros al norte de Bagdad y en manos del EI desde hace nueve meses.
“Somos prudentes para no tener pérdidas inútiles”, señaló en alusión a los francotiradores apostados por el EI y a las miles de bombas diseminadas por los yihadistas en la ciudad.
El general pidió un mayor apoyo aéreo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos para poder expulsar a los últimos yihadistas de Tikrit, al lamentar la ayuda “limitada” de la Aviación iraquí, no siempre lo suficientemente precisa.
Milicianos chiitas interrogados por la AFP se quejaron de que un avión militar Sukhoi había bombardeado por error a las fuerzas progubernamentales.
“Los estadounidenses tienen equipos perfeccionados, tienen los aparatos de vigilancia aérea. Son capaces de localizar exactamente los objetivos y de golpearlos con precisión”, argumentó.
Según al-Saadi, la ausencia de aviones de la coalición en el cielo de Tikrit responde a motivos “políticos”, por la implicación de Irán (chiita) en la ofensiva en curso sobre la ciudad sunita; la destacada presencia del general iraní Ghasem Suleimani irritaría especialmente a Washington.
Aunque por ahora han quedado fuera de la operación sobre Tikrit, los aviones de la coalición siguen bombardeando objetivos del EI en Irak y en la vecina Siria.
En junio del 2014, el EI consiguió controlar vastas áreas de territorio iraquí, alentado por un ejército que no puso resistencia y huyó en desbandada.
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