Londres
La mayoría del dinero que financia al extremismo islámico en el Reino Unido procede de Arabia Saudita, según un informe de una organización británica publicado ese miércoles, y tildado de "falso" por la embajada de Riad.
"Si bien hay entidades de todo el Golfo e Irán culpables de promover el extremismo, las de Arabia Saudita están sin duda en lo más alto de la lista", dijo en un comunicado Tom Wilson, analista de la Sociedad Henry Jackson.
Según esta entidad centrada en las relaciones internacionales, Arabia Saudí emprendió a partir de los años 1960 "una iniciativa multimillonaria para exportar el wahhabismo por todo el mundo islámico, incluyendo entre las comunidades musulmanas de Occidente".
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El wahhabismo, también conocido como salafismo, es la corriente del Islam dominante en la ultraconservadora Arabia Saudita.
La financiación se hizo básicamente a través de la donación de dinero para mezquitas, asegura el informe, que, a su vez, "albergaron a predicadores y textos radicales".
El informe asegura además que algunos de los predicadores más extremistas del Reino Unido "estudiaron en Arabia Saudita".
En un comunicado transmitido a la BBC, la embajada saudí en Londres aseguró que las acusaciones "son categóricamente falsas".
"No aprobamos y no aprobaremos nunca los actos o la ideología del extremismo violento", aseguró la embajada.
The Henry Jackson Society recomendó dotarse de nuevas leyes que obliguen a las mezquitas y a otras instituciones musulmanas a declarar la financiación extranjera.
El informe es particularmente relevante en momentos en que los países del Golfo atraviesan una crisis diplomática desde que el 5 de junio Arabia Saudí y sus aliados rompieron todas sus relaciones diplomáticas con el pequeño emirato de Catar, rico en gas, al que acusan de apoyar el terrorismo y mantener relaciones demasiado estrechas con Irán, el gran rival de Riad en Oriente Medio.
Esos países (Arabia Saudí, Barein, Emiratos Árabes Unidos y Egipto) impusieron también sanciones económicas a Catar, llegando incluso a cerrar su única frontera terrestre.
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Para poner fin al conflicto, los cuatro aliados árabes enviaron una lista de 13 peticiones a Catar, instándole a cumplirlas antes del 2 de julio, un plazo que ampliaron dos días más. Entre esas peticiones está el cierre de la cadena de televisión Al Yazira, el cierre de una base militar turca y un alejamiento de Catar de Irán.
Doha respondió el martes con una carta cuyo contenido no se ha revelado. Sin embargo, autoridades cataríes han dicho que las peticiones son irreales y pide que haya diálogo. Este miércoles los países demandantes se reúnen en Egipto para determinar los próximos movimientos.
La crisis diplomática hace temer más inestabilidad en la región, donde hay algunos de los principales exportadores de energía del mundo y que es clave estratégicamente por la presencia de bases militares de Estados Unidos.
El Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos y otros países occidentales incitaron a los rivales del Golfo a dialogar para resolver la crisis diplomática, en una región que ya vive numerosos conflictos.
Además de las sanciones impuestas a Doha por Riad, Abu Dabi, Manama y El Cairo, Arabia Saudí cerró la única frontera terrestre de Catar, obligando al país a orientarse hacia Irán y Turquía para cubrir sus necesidades en productos alimentarios, que importa por vía aérea o marítima.
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A pesar de esas sanciones, Catar, el primer exportador mundial de gas natural licuado (GNL), anunció el martes su intención de aumentar en un tercio su producción de gas, desde los 77 millones de toneladas hasta los 100 millones en 2024.
En caso de que Arabia Saudí y sus aliados presionen para impedir acuerdos con compañías internacionales del sector gasístico, Catar aumentará su producción sin la ayuda de nadie, aseguró el jefe de la compañía estatal Qatar Petroleum.