Gaza, Territorios Palestinos AFP Los gazatíes que sobrevivieron a la guerra viven hoy a la luz de las velas.
Ante el embate de la tormenta invernal y las bajas temperaturas, se agrupan para cocinar con fuego de leña y apilan sacos de arena para proteger sus refugios, bastante rudimentarios, de las inclemencias del tiempo.
Desde que un bombardeo israelí destruyó su casa el pasado verano, Waël al Sheij, de 37 años, y sus dos hijos combaten el frío en una tienda de campaña sin electricidad.
La intensa tormenta invernal Houda, acompañada por una oleada de frío que azota Oriente Medio, ha endurecido todavía más sus ya precarias condiciones de vida.
Los vientos barrieron el enclave a más de 80 km/h.
Por miedo a que se llevaran la lona que instalaron sobre las ruinas de su casa, los Sheij se han refugiado en las viviendas de algunos familiares.
Imad Mutlaq todavía tiene en pie parte de su casa del sur de la franja de Gaza, pero pasó “una noche difícil, sin electricidad ni calefacción”.
Mohamed Zyad, de 30 años y padre de cuatro gemelos, quedó escaldado el año pasado con la inundación de la planta baja de su edificio, por lo que esta vez hizo acopio de “leche y pañales”.
Incluso los que tienen un techo bajo el cual resguardarse, se enfrentan al mismo problema: la crisis eléctrica.
La única central de la franja de Gaza, dañada durante la guerra, suministra seis horas de electricidad al día a 1,8 millones de gazatíes. El combustible escasea y su precio, por supuesto, aumenta significativamente.
Decenas de miles de personas viven con medios elementales y peligrosos. Por ejemplo, un niño resultó herido de gravedad en un incendio causado por una vela encendida.
Cuatro días antes, dos hermanos de tres y cuatro años murieron al incendiarse su casa del campamento de refugiados de Chati.
Culpan a Hamás. El drama causó una crisis política en la Franja donde, por primera vez, varias fuerzas arremetieron contra el movimiento islamista en el poder, Hamás.
Entre las voces críticas, figura la Yihad Islámica, que atribuyó la responsabilidad de estas muertes a Hamás y a la Autoridad Palestina del presidente Mahmud Abás, que no acaban de ponerse de acuerdo para que el gobierno de unión gestione la crisis humanitaria.
Desde Cisjordania, el otro territorio palestino separado de Gaza por Israel, y Ramala, sede de la Autoridad Palestina, se ha declarado el estado de emergencia para todos los territorios.
Parte de la Cisjordania ocupada está cubierta por una nevada. En Gaza, bordeada al sur por el desierto del Sinaí egipcio y al oeste por el Mediterráneo, no nieva, pero han caído granizadas.
Raëd al-Dahchan, a cargo de la protección civil en Gaza, afirma que sus hombres afrontan “una situación difícil, complicada aún más debido a la falta de infraestructuras” en el territorio, devastado por 50 días de guerra en julio y agosto de 2014 y sometido a un bloqueo no solo por parte de Israel, sino también por Egipto.
La reconstrucción prometida se hace esperar.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 17.000 gazatíes viven en colegios en espera de una vivienda.
En este enclave –golpeado por la pobreza y el desempleo– los agricultores también están muy preocupados por sus cosechas. mientras los pescadores ya no salen a faenar.