Benaulim, India
Los líderes de Brasil y otras cuatro economías emergentes que integran el llamado BRICS comenzaron una cumbre el fin de semana, en un complejo de playa en la India, rodeado de miles de tropas paramilitares, personal de guardacostas y policías.
Perros rastreadores y tropas con detectores de minas revisaban las playas de arena blanca junto al hotel de cinco estrellas en el pueblo de Benaulim, donde los líderes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) se reúnen para su octava cumbre, que comenzó el sábado con una cena y que termina el domingo.
Había altas expectativas entre los cinco jefes de Estado y de gobierno de los países del bloque. En la agenda de trabajo figuran temas como el alivio para la pobreza y el desarrollo de infraestructura.
Los cinco países del BRICS representan casi la mitad de la población mundial y una cuarta parte de su economía, con un PIB combinado de 16,6 billones de dólares. Los líderes en la cumbre buscarán moderar su tendencia a competir entre sí, en lugar de colaborar, cuando traten de impulsar sus economías, actualmente en desaceleración.
Entre otras cosas, es probable que anuncien la creación de su propia agencia de calificación de créditos. Argumentan que la nueva firma tratará a los países en desarrollo de manera más justa que las existentes, a las que acusan de favorecer a las economías occidentales.
También analizarán la fundación de un grupo de expertos internacionales que les ayude a darle forma concreta a los diálogos sobre finanzas.
Otros objetivos más modestos del encuentro incluyen reducir las restricciones de visado para empresarios e incrementar las inversiones de China, en especial para la financiación de proyectos de infraestructura.
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Los BRICS ya pusieron en marcha una alternativa de financiación al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, con la que buscan ampliar los préstamos para proyectos de infraestructura, inicialmente dentro de sus países.
El Banco para el Nuevo Desarrollo, con sede en Shanghai, aprobó este año su primer conjunto de préstamos por un total de 911 millones de dólares para proyectos de energía renovable en los cinco países miembros fundadores.