EL CAIRO. AFP. Al menos 72 egipcios murieron en choques registrados ayer en El Cairo entre partidarios de Mohamed Mursi y las fuerzas de seguridad, los más mortíferos desde la caída del expresidente derrocado, lo que ha motivado una ola de advertencias al nuevo gobierno, decidido a acabar con la protesta islamista.
El secretario norteamericano de Estado, John Kerry, dijo el sábado que su país está “profundamente preocupado” por “el derramamiento de sangre y por la violencia” de las últimas horas, que en un mes de graves disturbios causó más de 300 muertos.
Las autoridades egipcias “tienen la obligación moral y legal de respetar el derecho a manifestarse de manera pacífica y la libertad de expresión”, puntualizó Kerry en un comunicado.
La más alta autoridad musulmana de Egipto, el imán de Al Azhar, jeque Ahmed al-Tayeb, pidió una “investigación urgente” y el vicepresidente del poder de transición, el premio Nobel de la Paz Mohamed el-Baradei , “condenó enérgicamente el uso excesivo de la fuerza”.
Según un nuevo balance del Ministerio de Sanidad, hubo 72 muertos y más de 400 heridos en los enfrentamientos.
Periodistas de la AFP contaron por la mañana 37 muertos en un hospital de campaña de los islamistas. Todos fueron alcanzados por balas, según Amal Ahmad Ibrahim, médico de ese centro.
La Policía informó de unos 50 heridos entre sus filas.
Pulso en las calles. Los enfrentamientos, de los se culpan ambos bandos mutuamente, estallaron unas horas después de la celebración de manifestaciones masivas de ambos bandos.
Partidarios de Mursi, que acampaban en los alrededores de la mezquita Rabaa al Adawiya, en el barrio cairota de Nasr City, trataron de cortar el tráfico de camino al aeropuerto y se enfrentaron con vecinos de un barrio cercano, según el portavoz del Ministerio del Interior, el general Hani Abdelatif.
La Policía intervino entonces para interponerse y “solo utilizó gases lacrimógenos” aseguró el vocero e insinuó que las decenas de fallecidos que los islamistas lamentan murieron a manos de los habitantes de los alrededores.
Los partidarios de Mursi denuncian, sin embargo, a “policías de uniforme y matones” que dispararon con balas reales y con postas.
Los Hermanos Musulmanes condenaron en un comunicado una “masacre inhumana” y aseguraron que no hará más que “reforzar (su) determinación para rechazar el golpe de Estado y exigir la vuelta a la legitimidad encarnada por el presidente elegido”, al tiempo que “afirman por enésima vez el carácter pacífico de (sus) manifestaciones”.
Anoche, miles de seguidores de Mursi que acampan en Rabaa al Adawiya rompieron el ayuno del ramadán en la calma y se disponían a pasar una nueva noche en el lugar. Desplegaron pancartas con la palabra “pacífico”, en respuesta a las acusaciones de provocar disturbios.