Jerusalén y Beirut. AP y EFE. Un ataque del grupo chiita libanés Hezbolá a un convoy militar israelí, que mató a dos soldados , y una inmediata respuesta de la artillería de Israel, elevaron ayer la tensión en la frontera entre este país y Líbano.
En el intercambio de fuego pereció un militar español del contingente de las Fuerzas de las Naciones Unidas para el Líbano (Finul) que se encarga de patrullar esa frontera.
El incidente es el segundo que se registra en 10 días, luego de que un avión sin piloto atacó –el 18 de enero– una caravana de la milicia de Hezbolá y ultimó a seis miembros de esta y un comandante de los Guardianes de la Revolución de Irán en la provincia siria de Kuneitra.
Hezbolá se responsabilizó del ataque a los militares hebreos –que también causó siete heridos– y dejó entrever que era una represalia por aquel golpe. La agrupación, que Israel y Occidente califican de terrorista, denominó la Operación Mártires Heroicos de Kuneitra.
El Gobierno de Israel, por su parte, atribuyó a Irán la responsabilidad última del ataque y además previno al régimen sirio de Bashar al-Asad y a las autoridades de Líbano sobre las consecuencias de tal acción.
Hezbolá es un grupo político-militar con fuerte presencia en Líbano y es aliado estrecho de Damasco y Teherán.
El deterioro de la situación motivó, ayer mismo, una reunión del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Fuego contra fuego. De acuerdo con el Ejército israelí, al menos cinco cohetes antitanque Kornet fueron disparados contra el convoy, tres de los cuales alcanzaron varios vehículos, que no estaban blindados, hecho suscitó las primeras críticas dada la situación de alerta prevaleciente en la zona fronteriza.
Poco después, otro proyectil antitanque cayó sobre la aldea de Ghayar y el Ejército israelí respondió con un masivo bombardeo contra posiciones de Hezbolá, en el sur de Líbano.
En esta cadena de enfrentamientos murió el cabo español Francisco Javier Soria, de 36 años, miembro de la Finul. El portavoz de este contingente, Andrea Tenenti, dijo que el caso se investiga porque se desconoce si fue “por fuego israelí o libanés”.
Los hechos ocurrieron en las granjas de Chebaa o Har Dov, una zona que Israel y Líbano se disputan y que se halla cerca del límite con Siria.
Ante esta situación, la coordinadora especial de la ONU para el Líbano, Sigrid Kaag, expresó su “profundo pesar” por el deterioro de la situación en el sur del país.
“Instamos a todas las partes a la contención para evitar cualquier acción que pueda desestabilizar aún más la situación”, afirmó Kaag, al tiempo que recomendó a todas las partes “cumplir sus obligaciones en conformidad con la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU”.
Ese texto puso fin a la guerra entre Israel y Hezbolá en el 2006, que en 33 días dejó 1.200 muertos del lado libanés y 164 israelíes.
La Finul la integran 10.238 soldados de 37 países, 282 civiles internacionales y 603 civiles locales.
El contingente español se encarga de mantener el control del sector este del sur del Líbano desde 2006 y está desplegado en la base Miguel de Cervantes de Marjayún.
Los enfrentamientos recordaron el comienzo de la guerra entre Israel y Líbano en el 2006, que empezó con un ataque de Hezbolá contra un vehículo militar israelí y el secuestro y asesinato de dos soldados.
El episodio planteó la posibilidad de nuevos combates en la frontera, que se ha mantenido, en general, tranquila, tras la guerra en el verano del 2006. Desde entonces, Israel respondió con ataques aéreos y fuego de artillería, luego de una serie de acometidas con cohetes y balaceras, pero la violencia ha estado contenida.