Damasco y Nueva York. AFP. El lanzamiento de barriles de explosivos contra barrios rebeldes de Alepo dejó el domingo al menos 76 muertos, entre ellos 28 niños, según el balance divulgado ayer por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El OSDH y activistas acusaron a las fuerzas aéreas sirias de este ataque, uno de los más mortíferos desde marzo del 2011, cuando comenzó la revuelta popular siria convertida en guerra civil.
“La cantidad de mártires que murieron el domingo en Alepo, en los bombardeos con barriles explosivos es 76, entre ellos 28 niños menores de 18 años y 4 mujeres”, dijo el OSDH, con base en una amplia red de activistas y fuentes médicas.
La ONG afirma que el régimen de Bashar al-Asad utiliza en su guerra contra los insurgentes “barriles de explosivos”. Fabricados en metal y con una capa de cemento en su interior, están llenos de TNT y son lanzados desde helicópteros y aviones militares.
Estos barriles no cuentan con un sistema de guía, por lo que son menos precisos, y con ellos “consiguen un máximo de destrucción y de muertos”, explicó el director del OSDH, Rami Abdel Rahman.
Según el Centro de Medios de Comunicación de Alepo (CMA), la intensidad de estos ataques contra la ciudad, en el norte del país y antigua capital económica, eran “sin precedentes”.
En las imágenes difundidas en Internet por los activistas se veían importantes daños en los edificios, mientras excavadoras retiraban escombros para que la gente buscara a supervivientes.
Una fuente de seguridad siria negó la utilización de barriles y afirmó que “se lanzaron bombas sobre Alepo, pero los terroristas (como denomina el régimen a los rebeldes) los llaman ‘barriles’”.
“Todas las bolsas de terroristas serán atacadas [...], vamos a destruirlas sin piedad”, afirmó.
Toda Siria sufre los enfrentamientos y los bombardeos entre ejército y rebeldes, que han dejado más de 126.000 muertos en 33 meses. En las últimas semanas, el ejército parece haber tomado ventaja al hacerse con el control de varios bastiones rebeldes en las provincias de Alepo y Damasco.
Armas químicas. En el ámbito diplómático, Rusia y las potencias occidentales se enfrentaron con dureza ayer en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por la responsabilidad de los ataques con armas químicas en Siria, tras la publicación del informe final de los inspectores de Naciones Unidas que estuvieron en el país.
El embajador ruso ante la ONU, Vitali Tchourkine, afirmó que un ataque del 21 de agosto cerca de Damasco habría sido perpetrado por la oposición para provocar una intervención de EE. UU. en Siria.
La embajadora de Estados Unidos ante el organismo, Samantha Power, negó enérgicamente los argumentos de su par ruso, repitiendo que Washington había “concluido que la oposición no había utilizado armas químicas”.
El informe final de los inspectores de la ONU, publicado el jueves, concluye que en Siria hubo un uso probable o certero de armas químicas en cinco instancias durante el conflicto. Sin embargo, no designa a los responsables, punto que no estaba contenido en el mandato.