Río de Janeiro. AFP. El gobernador de Río, Sergio Cabral, el más impopular de Brasil, acusado de la violenta represión policial de las protestas y de ser demasiado cercano a grandes empresarios, personifica para jóvenes manifestantes los males de la política en este país.
Al igual que en junio, un grupo de jóvenes ha vuelto a acampar frente a la casa del gobernador en Leblon, el barrio más caro de Río, donde el metro cuadrado cuesta $11.000, para exigir su renuncia. Prácticamente cada día centenares de jóvenes protestan en las calles de Río bajo la consigna “¡Fuera Cabral!”.
Cabral, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB-centro), que integra la coalición de gobierno, fue reelegido en el 2010 con dos tercios de los votos, hasta fines del 2014. Pero una reciente encuesta indica que su aprobación cayó a 12%, la más baja para un gobernador en todo el país.
En medio de protestas que sacudieron a Brasil contra la corrupción y el derroche de dinero de los contribuyentes , el gobernador fue acusado de utilizar helicópteros del Gobierno para transportar a su familia, niñeras y su perro a su casa de veraneo.
Como responsable máximo de la Policía Militar, es acusado asimismo de estar detrás de la represión policial de las grandes manifestaciones de junio y de las actuales pequeñas protestas, protagonizadas por grupos de jóvenes radicales.
Reclamo por Amarildo. Manifestantes en Río de Janeiro y en Sao Paulo exigen a Cabral explicar el paradero de Amarildo de Souza, albañil de 42 años, habitante de la favela Rocinha, que desapareció el 14 de julio, después de ser detenido por la Policía.
La ministra de Derechos Humanos, María do Rosario, dijo ayer que en la investigación el “primer sospechoso” de la desaparición de este ciudadano deben ser “los agentes públicos” por “abuso de autoridad, violencia policial”.
“La reacción de Cabral a las protestas fue extremadamente violenta. (...) Fueron muchos días de violencia en Río”, expresó Mauricio Santoro, politólogo y asesor en derechos humanos de Amnistía Internacional, consultado sobre el porqué de la irritación popular contra el gobernador.
Nueve personas murieron el 24 de junio en una favela del Complexo da Maré en una operación del temido Batallón de Operaciones Especiales (BOPE) de la Policía, después de que un sargento del Bope falleció de un disparo en la cabeza.
“Ese asunto fue tratado de manera superficial por el Gobierno”, sostuvo Santoro.