Brasilia
Una investigación que comenzó hace más de tres años en una gasolinera de Brasilia podría poner fin a la carrera del líder político más popular en la historia de Brasil.
El miércoles, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva fue declarado culpable de corrupción y lavado de dinero dentro de la pesquisa denominada Lava Jato (Autolavado) , en la que se escudriñan millones de dólares en contratos con el gigante petrolero Petrobras y que involucra casi todas las áreas de los negocios y la vida política en la nación suramericana.
El presidente actual Michel Temer también enfrenta cargos, convirtiéndose recientemente en el primer mandatario en funciones de Brasil en ser acusado formalmente de corrupción. Aquí presentamos un vistazo a la pesquisa.
¿Cómo empezó?
Lanzada en marzo de 2014, la Operación Lava Jato empezó como una investigación sobre lavado de dinero encabezada por la Policía y fiscales del estado suroccidental de Paraná. Comenzó a unos kilómetros de distancia del Congreso de Brasil, cuando Carlos Habib Chater, quien hacía negocios con dinero sucio y era propietario de una gasolinera, fue arrestado. Los investigadores descubrieron que Chater estaba en negocios con Alberto Youssef, quien ha sido declarado culpable de lavar dinero y que había adquirido una camioneta Range Rover para Paulo Roberto Costa, exejecutivo de Petrobras, la gigantesca petrolera estatal.
A la larga, tanto Youssef como Costa alcanzaron acuerdos con las autoridades para revelar información a cambio de una sentencia menor, y ello abrió las puertas a una enorme red de corrupción.
¿Cómo funcionaba la red?
Los fiscales dicen que ejecutivos de importantes compañías constructoras como Odebrecht, OAS y Andrade Gutiérrez formaban un cartel que decidía a qué firmas les serían otorgados contratos con Petrobras, con frecuencia por miles de millones de dólares, y qué tan inflado de precio estaría cada uno de ellos. El incremento en los precios se utilizaba para pagarles a decenas de políticos y ejecutivos de Petrobras, dicen los investigadores.
¿Quién ha sido capturado?
Las decenas de altos ejecutivos y políticos que ya han sido declarados culpables o están bajo investigación forman la élite de Brasil. Entre ellos están el exdirector general de Odebrecht, Marcelo Odebrecht, así como Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara de Diputados, ambos en la cárcel con largas sentencias. Además del caso en el que fue declarado culpable, Lula enfrenta cargos en varios casos relacionados.
¿Cómo está vinculado Lula?
En testimonios rendidos tras acuerdos entre imputados y fiscales, Lula fue acusado de ser el propietario secreto de un apartamento frente a la playa en la ciudad de Guaruja, en el estado de Sao Paulo. Presuntamente, el apartamento fue preparado por la constructora OAS para el expresidente a cambio de contratos con Petrobras entre el 2006 y el 2012. Lula insiste en que ningún documento lo vincula con el inmueble y que solo lo visitó en una ocasión.
¿Cómo está vinculado Temer?
Joesley Batista, presidente de la empacadora de carne JBS, era investigado por presuntamente sobornar a Cunha. Durante una reunión con Temer, Batista le informó a este acerca del soborno y Temer le dijo que continuara adelante, de acuerdo con una grabación.
Las acusaciones a Temer van más allá de ese audio. En acuerdos de declaratoria, ejecutivos de Odebrecht lo han acusado de recibir sobornos y financiamiento ilegal de campaña. El fiscal general, Rodrigo Janot, también investiga al gobernante por presuntamente intentar impedir la pesquisa Lava Jato por medio de cambios en las leyes y de influir en las investigaciones de la Policía.
¿Vínculos fuera de Brasil?
La pesquisa inicial ha crecido enormemente hasta abarcar investigaciones adicionales en otras naciones porque las grandes compañías brasileñas operaban en toda Latinoamérica y en otras partes del mundo. En un acuerdo con fiscales estadounidenses, Odebrecht reconoció haber pagado sobornos en países como Colombia, Venezuela, Perú, Argentina y la República Dominicana.
¿Por qué ahora?
Desde hace mucho tiempo, hacer negocios en Brasil ha incluido repartir sobornos, e históricamente la élite ha operado con impunidad. Investigaciones previas sobre corrupción, incluyendo a Odebrecht, han concluido con juicios a algunas personas que tenían puestos de bajo nivel. Esta vez es distinto, gracias a varios factores: un grupo joven e idealista de fiscales y jueces, acuerdos con los acusados a cambio de una pena menor que han ayudado a los investigadores a revelar delitos de cuello blanco que suelen ser difíciles de demostrar, y la práctica de mantener encarcelados a los acusados mientras aguardan su juicio.