Puerto Varas. AFP. Tras dos potentes erupciones, el volcán Calbuco seguía inestable y dispersando cenizas ayer, agrisando el paisaje de una de las zonas más turísticas del sur de Chile, mientras los evacuados se mostraban asustados y afectados por las pérdidas sufridas.
“En estos momentos, sigo asustada y aún pienso en irme (de las cercanías del coloso), pero a largo plazo volvería a mi tierra”, afirmó Carolina Bayern, quien permanece albergada en un colegio de Puerto Varas.
“Yo no le tengo miedo al volcán ; le tengo respeto. El miedo ya se me quitó. Mi casa se cayó; está todo destruido”, señaló, por su lado, Raúl Rangel, alojado en el mismo albergue.
De las casi 6.000 personas que fueron evacuadas de los alrededores del macizo, un centenar tuvo que pasar otra noche en albergues. La mayoría de ellas se encuentran alojadas en casas de familiares o amigos.
La zona afectada, ubicada en la región de Los Lagos, a unos 1.300 kilómetros al sur de Santiago, se mantenía en alerta roja y con un fuerte resguardo de las Fuerzas Armadas. El lugar es una de las áreas turísticas más visitadas de Chile.
El coloso, que permaneció dormido por más de cinco décadas, mantenía una emanación de cenizas y lava difícil de percibir. Ayer en la madrugada, se observó expulsión de material incandescente desde su cráter.
“El volcán se mantiene inestable, y se mantendrán por ahora las erupciones, principalmente de ceniza”, dijo en un último reporte el Servicio Nacional de Geología y Minas.
Mientras tanto, las cenizas seguían dispersándose hacia el este, cubriendo localidades argentinas en la región de Neuquén y llegando incluso hasta la capital, Buenos Aires, a 2.000 kilómetros de distancia, donde algunas aerolíneas cancelaron vuelos desde Estados Unidos y Europa, y viceversa.
Asimismo, en Santiago, los vuelos nacionales operaban con normalidad.
El siempre verde del sur chileno había dado paso al gris de las cenizas, que cubrían extensos sectores agrícolas y ganaderos.
A los pies del macizo, en la localidad de Ensenada, completamente evacuada tras la erupción del Calbuco, las autoridades habían permitido ayer el regreso de sus pobladores por pocas horas para recoger enseres y alimentar a sus animales.
Fue así como muchos de los cerca de 1.500 habitantes de esta localidad que vive en su mayoría del turismo pudieron ver cómo una gruesa capa de cenizas sumergió a casi todo el pueblo.
Un último reporte oficial estimó en unos 300 los agricultores afectados en la zona y en 4.000 ovinos y bovinos y 350 animales menores que quedaron abandonados.
El gobierno anunció que estudia entregar un bono de emergencia para los agricultores más perjudicados.