APARECIDA, Brasil. AFP. Un aire de fiesta, con calles recién asfaltadas, grandes carteles de bienvenida y una multitud de peregrinos esperan al “carismático” papa Francisco en Aparecida, el mayor santuario católico de Brasil.
Ubicada en un valle en el estado de São Paulo, la ciudad de 35.000 habitantes se agita estos días con visitantes que no paran de subir hasta la colina donde está el famoso Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, la virgen negra patrona de este país.
Participantes o no de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que empezó ayer en Río de Janeiro presidida por el Papa, los peregrinos aguardan la misa de hoy en el Santuario, adonde el primer Pontífice latinoamericano de la historia viajará por unas pocas horas en un acto de devoción personal.
“Es carismático y queremos estar cerca de él para sentir la calidez de su espíritu: esa es la manera para que los más jóvenes se acerquen a la Iglesia en América Latina”, expresó el mexicano Emanuel Robles, de 29 años.
Aparecida recibe más de 10 millones de visitantes cada año atraídos por el Santuario, cuya enorme basílica comenzó a ser construida en 1955 y aún sigue en obras. La primera iglesia para la virgen, en pie tras más de 200 años, se levanta en otro lugar.
Con capacidad para unas 300.000 personas, es el más grande sitio de peregrinaje católico de Brasil y un lugar de fuerte devoción para Francisco, que ya lo visitó en el 2007 para la V Conferencia Episcopal Latinoamericana.
A ella asistió el entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio, quien presidió la comisión que redactó el documento final.
En ese texto con un fuerte mensaje social y político, la Celam plasmó “la opción por los pobres” de la Iglesia en América Latina, que reúne más del 40% de los católicos del mundo.