Brasilia. AFP. Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva lanzaron, este sábado, una dura ofensiva y lideraron febriles negociaciones para tratar de frenar el juicio de destitución contra la presidenta brasileña que la Cámara de Diputados se apresta a votar este domingo .
“Quieren condenar a una inocente y salvan a corruptos”, denunció Rousseff, mientras su predecesor y líder histórico de la izquierda Lula da Silva afirmó en un acto popular, en Brasilia, que “a la élite brasileña no le gusta la democracia”.
La Cámara emprendió este sábado su segundo día de debates, con intervenciones de tres minutos por diputado.
Entre tanto, partidarios y adversarios del impeachment (juicio político) prepararon manifestaciones masivas que hoy tendrán lugar en Brasilia, Sao Paulo, Río de Janeiro y otras ciudades para seguir una votación que determinará el rumbo de esta potencia emergente de 205 millones de habitantes.
Rousseff, de 68 años, llamó en un video difundido por las redes sociales a “seguir movilizándose” para combatir “un golpe de Estado”.
De su lado, Lula exhortó a “defender la democracia”, en un acto con al menos 1.000 seguidores vestidos de rojo que agitaban carteles en un recinto junto al estadio Mané Garrincha de Brasilia.
La mandataria, con una popularidad por los suelos cercana al 10%, es acusada de haber manipulado las cuentas públicas para ocultar la magnitud de los déficits en el 2014, el año de su reelección, y a inicios del 2015.
El Gobierno niega esas acusaciones y las atribuye a una conspiración liderada por el vicepresidente Michel Temer y el jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, ambos del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
“La palabra golpe estará para siempre grabada en la frente de los traidores de la democracia”, proclamó Rousseff en el video, en el que también acusa a Temer de planear la supresión de planes de ayuda social, como Bolsa Familia, emblemáticos de la era Lula (2003-2010) y de su sucesora.
Este sábado dio un paso más y apuntó a las acusaciones y sospechas de corrupción que pesan sobre Cunha y otros diputados.
“¿Será que quienes lideran el golpe permitirán que el combate a la corrupción siga?”, se preguntó en una página publicada por el diario Folha de Sao Paulo.
Proceso. La apertura del impeachment requiere el apoyo de dos tercios de la Cámara Baja (342 diputados de un total de 513) y su ratificación por el Senado.
En tal caso, Temer asumiría el poder y completaría el mandato hasta fines del 2018, si en un lapso de seis meses los senadores declaran a Rousseff culpable.
La mandataria permaneció en la residencia presidencial para negociar los apoyos de la votación de este domingo en la Cámara, con la ayuda de Lula, que se marchó rápidamente del acto.
“Es una guerra; parece la bolsa de valores. En un momento están con nosotros, después ya no y uno tiene que conversar 24 horas por día”, explicó.
Lula fue designado jefe de gabinete de Rousseff, pero un juez bloqueó el nombramiento por creer que se trataba de una maniobra para librarlo de la Justicia que investiga si lo benefició la red de corrupción de Petrobras.