Río de Janeiro. AFP. La seguridad fue reforzada ayer en Copacabana, uno de los barrios más turísticos de Río de Janeiro, después de los enfrentamientos violentos entre residentes de una favela cercana y policías que dejaron un muerto, a 50 días del Mundial de Fútbol en Brasil.
La violencia en una de las zonas más ricas y turísticas de la ciudad despierta dudas sobre la capacidad de las autoridades de garantizar la seguridad de cientos de miles de personas que visitarán Río durante la Copa del Mundo, entre el 12 de junio y el 13 de julio.
Sin embargo, también sobre el éxito de la estrategia de pacificación de favelas impulsada por el Gobierno, señalan expertos.
Decenas de policías militares, entre ellos integrantes del Batallón de Operaciones Especiales (BOPE), patrullaron ayer los accesos y la favela Pavao-Pavaozinho, “ pacificada ” desde el 2009 y ubicada entre Copacabana e Ipanema.
Tras la violencia del martes en la noche, el clima era de aparente calma en la zona durante el feriado de San Jorge, patrón de ladrones, policías y portadores de armas de fuego y muy venerado en Río.
Surfistas bajaron a la playa con sus tablas, caminando entre policías de élite armados y decenas de empleados que limpiaban los restos de las barricadas que ardieron por horas en los accesos a la favela.
La muerte violenta del bailarín de TV Globo, Douglas Rafael da Silva Pereira, que se dio el martes presuntamente a manos de la Policía en la favela Pavao-Pavaozinho, desató la rebelión de varios jóvenes que descendieron hasta Copacabana e Ipanema y fueron repelidos con disparos de armas de fuego, bombas de ruido y gas pimienta por las fuerzas policiales.
“La Policía disparaba y la gente se protegía como podía, tirando piedras y botellas, con cajones de madera”, dijo un testigo de las protestas que se identificó como Fabio.
Las autoridades afirmaron que el bailarín fue hallado muerto y que sus heridas indicaban que podría haber sufrido “una caída”.
“Estamos muy lejos de alcanzar el ideal de que la comunidad se sienta protegida. El objetivo de las autoridades de recuperar el control del territorio está en entredicho”, expresó Ignacio Cano, del Laboratorio de la Violencia de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.