Malhaes, de 77 años, fue hallado muerto el viernes después de un asalto en su casa en un suburbio de Río, un mes después de haber admitido que torturó durante el régimen militar ( 1964-1985 ), en un país donde estos crímenes nunca se juzgaron debido a una ley.
“Las causas de su fallecimiento fueron por un edema pulmonar e infarto al miocardio”, según reveló ayer el periódico O Globo .
“No descartamos ninguna hipótesis. Sabemos que declaró ante la Comisión de la Verdad el mes pasado. Un diagnóstico fiable exige un examen histopatológico”, dijo el comisario a cargo de la investigación, Fabio Salvadoretti.
Lugar de los hechos. Según Salvadoretti, el cuerpo de Malhaes fue encontrado en el suelo boca abajo, con una almohada sobre la cabeza y marcas en el cuello y la cara, sin señales de disparos.
De su casa fueron robados dos computadoras, joyas, 700 reales (cerca de $312) y tres armas.
La noche del jueves, tres hombres entraron a la residencia del militar, según su viuda, Cristina Batista Malhaes.
Los delincuentes lo tomaron como rehén a él, a su esposa y a un empleado en habitaciones separadas.
“Quedé atada y trancada en el cuarto, mientras los delincuentes revisaban toda la casa en busca de armas y municiones. No era secreto para nadie que coleccionaba armas”, declaró la viuda.
Para Nelson Massini, experto en medicina consultado por O Globo , la muerte no fue causada por un acto de violencia, sino que el coronel tuvo que emocionarse con toda la situación, lo que dio lugar a la insuficiencia cardiaca.
“Da mucho miedo. No sabemos qué pensar”, dijo una de las hijas de la pareja.