Caracas y otras procedencias
La oposición venezolana convocó a un paro cívico nacional de 24 horas el próximo jueves como parte de su "ofensiva final" para obligar al presidente Nicolás Maduro a dar marcha atrás en la elección, el 30 de julio, de una Asamblea Constituyente.
Animada por 7,6 millones de votos de un plebiscito simbólico que realizó el domingo contra Maduro, la oposición anunció el inicio de la "hora cero" para precipitar un desenlace del conflicto, tras casi cuatro meses de protestas que dejan 96 muertos.
El paro -suspensión de actividades formales e informales- será un "mecanismo de presión y preparación para la escalada definitiva que será la próxima semana", dijo este lunes el diputado Freddy Guevara, vicepresidente de la Asamblea Nacional, en rueda de prensa de la oposición.
"Vamos a enfrentar el fraude constituyente y lograr la restitución del orden constitucional", agregó, al proclamar la votación como un "triunfo extraordinario".
Sin embargo, el chavismo descalificó el lunes la votación y la calificó como "un fraude", el mayor en la historia de Venezuela, sostuvo Jorge Rodríguez, jefe de la campaña de la Constituyente.
Como parte del plan, el Parlamento de mayoría opositora nombrará el viernes a nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), al que acusa de dar un "golpe de Estado" con fallos que socavaron sus poderes.
Además, la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) firmará el miércoles un compromiso para un futuro "gobierno de unión nacional".
"Son medidas necesarias, pero no suficientes para hacerle sentir a Maduro que debe retirar la Constituyente. ¿Qué le puede hacer entender eso? Una declaración institucional de la Fuerza Armada", dijo el analista Luis Salamanca.
El gobierno de Maduro, cuyo principal sostén son los militares, desconoce los resultados del plebiscito, señalando que no es vinculante y que fue "ilegal" por no tener aval del poder electoral, acusado también de oficialista.
Pese a sus planes de profundizar el conflicto, la MUD se dijo dispuesta a dialogar si Maduro retira el proyecto, con el que asegura el presidente quiere consolidar "una dictadura".
"Si el régimen acata la decisión soberana del pueblo, retira su propuesta constituyente, los venezolanos y su dirigencia estamos dispuestos (...) a discutir de manera abierta y transparente, sin manipulaciones ni engaños, de frente al país con propuestas serias", subrayó.
El domingo, Maduro llamó a los opositores a no volverse "locos" con los resultados del plebiscito y "sentarse a hablar".
A fines del año pasado y tras fuertes tensiones, el gobierno y la oposición abrieron un diálogo, con el auspicio del Vaticano, pero la negociación duró apenas un mes, pues ambos se acusaron de incumplir los acuerdos.
La consulta opositora contó con apoyo de Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA), Estados Unidos y gobiernos de América Latina y Europa.
Presión externa. Washington consideró que esta "enorme participación" envía un mensaje "inconfundible" contra de Maduro.
El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó este lunes a Caracas con adoptar "medidas económicas" si Nicolás Maduro sigue adelante con su proyecto de Constituyente y expresó que el gobernante es "un mal líder que sueña con convertirse en dictador".
Advirtió: "Estados Unidos no se quedará pasivo mientras Venezuela se desmorona".
"Si el régimen de Maduro impone su Asamblea Constituyente el 30 de julio, Estados Unidos tomará rápidas y fuertes medidas económicas", reiteró, sin dar detalles acerca de qué implicarían esas medidas.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, llamó a "asumir" que una mayoría rechaza cambiar la Constitución.
La Unión Europea (UE), así como los gobiernos de España, Alemania, Canadá, México y Brasil, pidieron a Maduro suspender o reconsiderar la convocatoria.
"La violencia ya cobró muchas vidas y amenaza con aumentar antes de la Asamblea Constituyente", expresó Federica Mogherini, comisaria de Política Exterior, en una conferencia de prensa en Bruselas luego de una reunión de cancilleres del bloque.
"Una amplia mayoría de la población parece claramente no respaldar la asamblea constituyente", observó. Su convocatoria "amenaza con polarizar aún más el país y aumentar las confrontaciones", dijo.
"Por lo tanto, pensamos que sería útil que el gobierno busque gestos políticos para hacer caer las tensiones, crear mejores condiciones para reanudar el trabajo hacia una solución negociada" de la crisis, agregó.
"Suspender el proceso de la Asamblea Constituyente sería un gesto importante", sugirió Mogherini.
El mandatario rechazó esos llamados y llamó "insolente" a la jefa de la diplomacia de la Unión Europea. "Hoy salió Federica Mogherini (...) a darle orden al gobierno de Venezuela. Insolente. ¿Cree que nosotros estamos en 1809 cuando recibíamos órdenes de los imperios europeos? Venezuela es un país libre, soberano, y nadie le da órdenes".
Por su lado, los expresidentes Jorge Quiroga (Bolivia), Vicente Fox (México), Andrés Pastrana (Colombia), Laura Chinchilla y Miguel Ángel Rodríguez (Costa Rica), observadores del proceso, pidieron a la comunidad internacional avalar la consulta popular para evitar más violencia.
En un pulso con la oposición, el oficialismo movilizó masivamente a sus seguidores el domingo en un simulacro de la elección de la Constituyente, que el gobierno calificó de "histórico" por su participación.
El canciller Samuel Moncada acusó a la prensa internacional de no haber dado visibilidad al simulacro, y a la oposición de inflar los resultados del plebiscito.
Pero la MUD sostiene que el plebiscito evidenció la voluntad del país de sacar a Maduro con votos antes de que termine su gestión en enero de 2019.
En las últimas elecciones, las parlamentarias del 2015, la MUD arrasó con 7,7 millones de votos de un total de casi 20 millones de electores, quebrando una hegemonía chavista, entonces de 17 años.