Su primera tarea: cambiar la imagen de haber sido un apéndice del Poder Ejecutivo que, en épocas de Alberto Fujimori, aprobaba sin dudas ni murmuraciones los pedidos de palacio de gobierno.
Mientras la oficina electoral termina de escrutar las actas, hasta el momento las proyecciones especializadas le otorgan a la fujimorista Fuerza Popular hasta 68 legisladores de un total de 130. Entre ellos está el más votado de la contienda, el menor del clan Fujimori, Kenji, de 35 años, con serias posibilidades de convertirse en el presidente del Parlamento.
Con 96% de los votos escrutados, la derechista Keiko Fujimori obtiene 39,77% de los sufragios, seguida por el economista de centro-derecha Pedro Pablo Kuczynski con 21,01%, mientras que la izquierdista Verónika Mendoza queda tercera con 18,8%. Estos resultados colocan a los dos primeros en el balotaje del 5 de junio.
Si gana Fujimori, tendrá garantizado un apoyo incuestionable en el Parlamento. “En países modernos, el Gobierno tiene la mayoría necesaria para llevar adelante un proceso de gobierno y sacar (leyes) adelante. En teoría, esto es un hecho positivo”, dijo el constitucionalista Natale Amprimo.
Cuando fue elegido en 1990, Fujimori tenía minoría en ambas Cámaras. Tras el autogolpe y el cierre del Parlamento en 1992, se reeligió en el 95 con un Congreso unicameral, y obtuvo 67 curules de un total de 130.
Hoy, pese a su mayoría, el fujimorismo admite la necesidad de tender lazos ante masivas protestas en su contra.