El economista Fernando Cardim de Carvalho considera que el aumento del empleo ha incidido en la demanda de vivienda (hay un faltante de siete millones en el país) y en su encarecimiento. El experto no cree que haya un desencanto de los brasileños con el fútbol, sino que la Copa es la vitrina en la cual se hace visible el descontento.
¿A qué atribuye usted el desencanto de los brasileños con la Copa Mundial de Futbol?
No creo que haya desencanto. Hay una percepción de que el campeonato da a los diversos grupos de descontentos con la situación actual de Brasil la oportunidad de presentar sus demandas y obtener amplia repercusión. Hay grupos descontentos con la concentración de la propiedad rural. Hay un descontento generalizado con la corrupción en el sector público, con la dificultad de la economía brasileña para encontrar un modo sostenible de recuperación del crecimiento. En fin, la Copa ofrece una excepcional vitrina para que todos los descontentos sean percibidos. Por otro lado, las exigencias absurdas de FIFA, de naturaleza comercial y política, torna el evento en sí en un elemento galvanizador de protestas muy atractivo.
¿Cómo está la deuda del Estado con la población en materia de salud y educación?
El déficit en salud y educación es menos de cantidad que de calidad. El acceso a esos servicios se amplió dramáticamente en los últimos años, pero los que son atendidos ya no se conforman solo con tener escuelas; quieren buenos profesores, materiales adecuados y una enseñanza mejor planificada. Lo mismo sucede con la salud. En áreas como seguridad pública, por otro lado, con pocas excepciones, ocurre lo inverso: una degradación sensible que alcanza especialmente a los grupos de renta más baja.
Uno de los grupos líderes de las protestas es el del Movimiento de los Sin Techo. ¿Cuán grave es el problema de vivienda?
El problema tiene varias raíces. Una de ellas es la expansión del crédito. Con el final de la alta inflación que vivimos hasta 1994, cuando alcanzó 40% mensual, el sistema financiero comenzó a buscar nuevas fuentes de ingresos y la hipoteca fue uno de ellos. Por otra parte, el empleo ha aumentado en los últimos años y se ha mantenido elevado, sobre todo en el sector formal, lo que aumenta el acceso de los trabajadores al crédito.
”El déficit habitacional es histórico en Brasil, pero la percepción de que las familias deben tener una habitación decente es más reciente. Vivir en barracas de lata y papel, felizmente, ya no es aceptable para la mayoría. También hay una burbuja inmobiliaria, alimentada por la expectativa de vender más caro”.