Río de Janeiro
Marcelo Crivella, un pastor evangélico que en su momento demonizó a católicos y homosexuales, fue elegido el domingo por amplio margen como alcalde de Rio de Janeiro, la segunda ciudad de Brasil.
El controvertido senador de 59 años, miembro del partido de derecha PRB (Partido Republicano de Brasil) y obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios, obtenía 59,37% de los votos, frente a 40,63% para Marcelo Freixo, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL, extrema izquierda), cuando se habían computado casi el 99,99% de las mesas electorales.
Los partidarios del vencedor se congregaban al caer la noche en Bangú, en la zona oeste de la ciudad, para celebrar el resultado.
La abstención fue de un 26,85%, superior al 24,82% de la primera vuelta el 2 de octubre.
Hubo además un 4,18% de votos en blanco (5,50% en la primera vuelta) y un 15,90% de votos nulos (12,72% el 2 de octubre).
Crivella, que durante la campaña se esforzó en convencer a los cariocas que había dejado de ser el intolerante obispo pentecostal que en los años 90 exorcizaba católicos y consideraba que la homosexualidad era una enfermedad, agradeció por su victoria a "la Iglesia Católica que nos apoyó, venciendo una ola enorme de prejuicios".
Freixo, por su lado, consideró que su derrota es solo un traspié en una lucha de mayor envergadura, de carácter nacional.
"Rio de Janeiro es en estos momentos un ejemplo para todo Brasil, para aquellos que no se rindieron", declaró ante sus decepcionados partidarios en la plaza de Cinelandia, en el centro de la ciudad.
El dirigente se refería a la ola conservadora que se impuso en el país con la llegada al poder de Michel Temer, quien reemplazó este año a la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, destituida por manipulación de las cuentas públicas.
Los partidos que votaron a favor del juicio político de Rousseff salieron ampliamente favorecidos de la contienda de las municipales. El propio Freixo llegó a la segunda vuelta superando a una candidata apoyada por el desprestigiado Partido de los Trabajadores (PT) del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y de Rousseff.
Estos comicios confirmaron el derrumbe de la izquierda en todo el país desde la primera vuelta del 2 de octubre, y en particular del PT, debido al impacto de la peor recesión económica en un siglo y del escándalo de corrupción de Petrobras.
El PT, que en 2012 había conquistado cuatro de las 26 capitales de estados, se quedó sin ninguna, pues su candidato perdía en Recife (Pernambuco, noreste), la única que disputaba en balotaje.