Quito. Considerado el hombre fuerte del Gobierno ecuatoriano, y arquitecto de las reformas económicas que permitieron la apertura económica, el vicepresidente Alberto Dahik, con su salida hacia Costa Rica, escapó otra vez de las garras de sus enemigos.
Hace siete días salió avante, contra todos los pronósticos, en un juicio político que intentaba destituirlo.
El miércoles, anticipándose a una decisión judicial, burló a la Corte Suprema de Justicia ecuatoriana, partiendo, antes de que se emitiera una orden de arresto en su contra, hacia un país de donde no puede ser extraditado por cuanto no existe un convenio para este fin entre ambas naciones.
Dahik ha sido el gestor de una tormenta política que tiene en zozobra a Ecuador desde hace tres meses, crisis que se internacionalizó con su decisión de autoexiliarse en Costa Rica, y que, incluso, amenaza al propio presidente Sixto Durán-Ballén.
Por su papel en el escándalo de corrupción y por haber puesto a Costa Rica de nuevo en el mapa internacional, al comprometerla con su controversial solicitud de asilo, La Nación escogió al exvicepresidente como personaje de la semana.
Dahik ha sido considerado, especialmente por la fuerzas opositoras, como el "verdadero mandatario", pese a que Durán- Ballén enfatiza: "Las órdenes las doy yo."
Hijo de una acomodada familia, Dahik nació en 1953 en Guayaquil; es casado y padre de cinco hijos. Economista graduado en matemáticas puras en la universidad de Western, Canadá, se ha desempeñado como instructor de economía en la universidad de Princeton, Estados Unidos.
Tras afiliarse al Partido Conservador (PC) fue elegido diputado en la administración anterior y, hace cinco años, se convirtió en el director nacional del PC.
El líder experimentó los reveses de la política en 1986, cuando fue censurado y destituido del cargo de ministro de Hacienda, para luego convertirse en asesor presidencial de León Febres Cordero (de quien ahora es un enconado rival).
El protagonismo de Dahik ascendió al primer plano al asumir la Vicepresidencia, pero su suerte pareció darle la espalda hace tres meses cuando denunció off the record --declaraciones que se dan a la prensa en confianza, pero que no pueden ser atribuidas--que el Gobierno había sido víctima de chantaje por parte de los diputados de la oposición.
Sus palabras se volvieron en su contra, y fueron usadas para el juicio político --del cual salió absuelto--, y sirvieron de base para que el Poder Judicial iniciara pesquisas por corrupción, centrándose en las cuentas de la Vicepresidencia.
Hasta la fecha, la Corte ha dictado cinco órdenes de arresto por esa causa --incluida la de Dahik--, contra sendos funcionarios, quienes, en su mayoría, se encuentran en fuga.
De ellos, solo el paradero de Dahik es conocido. Empero, su suerte todavía no está echada, y aún el país debe decidir si le otorga o no el polémico asilo solicitado.