Berlín
Alemania está preocupada por la victoria del partido de izquierda Syriza en Grecia, que podría cuestionar la política europea de reformas estructurales y rigor presupuestario promovida por Ángela Merkel.
La canciller alemana, que felicitará al futuro primer ministro griego, Alexis Tsipras, "cuando lo hayan nombrado", espera que "respete los compromisos" adquiridos por los gobiernos precedentes, declaró su portavoz Steffen Seibert en una rueda de prensa.
Seibert repitió que Alemania quiere que Grecia siga en la eurozona. "Desde el inicio de la crisis, la intención y el objetivo del gobierno es estabilizar la eurozona" con el conjunto de los países miembros, insistió, rechazando hacer más comentarios sobre "los resultados de una elección soberana".
El vicepresidente del grupo conservador (CDU) de Merkel en el Parlamento, Hans-Peter Friedrich, se mostraba más mordaz. "Los griegos tienen derecho a elegir a quienes quieran. Nosotros tenemos derecho a dejar de financiar sus deudas", avisó en el diario Bild, el más leído de Alemania.
"La eurozona no es una timba, en la que cada uno puede jugar como quiere [...] íUn acuerdo es un acuerdo!", añadía Bild, que subrayaba el mantenimiento de los compromisos europeos con Grecia desde 2010 al concederle "más de 200.000 millones de euros" en préstamos.
La situación es compleja para Berlín, "que, sin duda, esperaba otro resultado", pero no puede "precipitar a Grecia hacia el abismo", asegura a la AFP Julian Rappold, investigador en el Instituto Alemán de Política Extranjera (DGAP).
"Merkel ve, por supuesto, el riesgo de un cambio de rumbo a escala europea", prosigue, al considerar que "la señal" ofrecida por Syriza "a otros partidos, como Podemos en España", puede cuestionar las políticas de austeridad.
Katja Kipping, la presidenta del partido de izquierda alemán Die Linke, llamó, de hecho, "a una primavera roja europea", mientras el sindicato alemán Verdi propuso un "programa de inversión" para "reconstruir" Grecia .
Los comicios griegos llegan en un contexto complicado para Alemania, ya que, "el año pasado, el nuevo eje franco-italiano ya había militado con ímpetu a favor de un mayor crecimiento en Europa y de una flexibilización del Pacto de Estabilidad", recuerda Rappold.
Berlín, que se vio obligada a "mostrarse conciliadora", deberá marcar el "estrecho" límite entre los temas negociables y los que no lo son. Una nueva "reducción de la deuda" para Atenas es, "de momento", inviable, asegura Rappold.
La portavoz del ministerio alemán de Finanzas, Marianne Kothé, rechazó este lunes esa opción, precisando, sin embargo, que una prórroga del programa de ayuda a Grecia se podría debatir a nivel europeo si Atenas "lo pidiera".
La prensa alemana, a excepción de Bild, llamaba en su mayoría a "darle una oportunidad" a Tsipras, subrayando el contraste entre la "confianza" de la que beneficia el político y el descrédito que rodea a los partidos griegos.