París. AFP. Wolinski, Cabú, Charb y Tignous: algunos de los más grandes del dibujo satírico en Francia desaparecieron ayer, víctimas del ataque contra el semanario Charlie Hebdo.
El rey de los dibujantes satíricos de Francia, Georges Wolinski, tenía 80 años y era venerado por toda una generación. Fue pilar del semanario Hara Kiri en los años 60 y luego de Charlie Hebdo.
Su humor fue siempre ácido, dentro de la línea tradicional de Hara Kiri , que se definía como una revista “tonta y malvada”.
Wolinski nació el 28 de junio de 1934 en Túnez. Llegado a París en 1945 y “más afecto a mirar a sus compañeritas o a hacer dibujos que a estudiar”, fue desde temprana edad un apasionado de los cómics.
A partir del revoltoso año 1968 se convierte en uno de los pilares de Hara Kiri , que tras ser clausurado por el gobierno francés por un irreverente título para anunciar la muerte de De Gaulle, se convierte en Charlie Hebdo.
Cada semana, en las páginas de Charlie Hebdo , Wolinski puso en escena a dos personajes, un flaco tímido junto a un gordo dominante y tajante que profería sus verdades de mostrador: “Señor, estoy a favor de la libertad de prensa... ¡Siempre y cuando la prensa no aproveche para decir cualquier cosa!”.
Humor feroz. El dibujante Cabú (Jean Cabut), de 76 años, fustigaba con la aguda punta de sus lápices desde hace casi seis décadas a la sociedad en la que le tocó vivir, sobre todo a las religiones y los nacionalismos.
Sus blancos favoritos eran los políticos, las fuerzas armadas y todas las religiones. También caricaturizaba en el espejo que tendía a sus contemporáneos al estereotipo del francés de clase media protestón y chovinista.
Pilar del semanario atacado y del Canard Enchainé –el otro semanario satírico francés–, Cabú conservó hasta el final la ferocidad implacable de su humor contra el poder y el conformismo.
Sus caricaturas de Mahoma publicadas en el 2006 fueron de las más cáusticas y valieron a la redacción de Charlie Hebdo vivir desde entonces bajo permanentes amenazas de muerte.
Corrosivo y sin miedo. Dibujante comprometido desde muy joven, Charb dirigía Charlie Hebdo desde 2009, practicaba un humor corrosivo y decía no temer a nadie.
“Hay que seguir hasta que el islam quede tan banalizado como el catolicismo”, aseguraba.
Nacido el 21 de agosto de 1967 en Conflans-Sainte-Honorine (Yvelines, cerca de París), Stéphane Charbonnier, su verdadero nombre, “aprendió a dibujar durante las clases de matemáticas y poco a poco fue siendo menos malo en dibujo que en matemáticas”, dijo su editor Castermann.
Caricaturista y autor de tiras cómicas comprometidas, Tignous tenía 57 años y dibujaba para la prensa desde 1980, fustigando la locura del mundo con humor agudo y desesperado.
“Un dibujo de prensa es muy difícil de lograr porque hay que poner todo en una sola imagen. Es lo contrario del comic”, decía. Su nombre: Bernard Verlhac.
Publicaba regularmente sus dibujos en Charlie Hebdo y Marianne. Colaboraba además con Fluide Glacial, L'Echo des Savanes y varios programas de televisión.
Sus primeros dibujos fueron publicados en L'Idiot international, La grosse Bertha y L'Evénement du jeudi.
En su libro “On s'énerve pour un rien” publicado en 1991, criticaba el capitalismo, los accionistas y las desigualdades sociales, también fustigados en “Tas de riches” (1999, Denoël) y en 2010 “Le fric, c'est capital”.
Su último álbum, “Cinco años bajo Sarkozy”, publicado en 2011, es una compilación de sus corrosivos dibujos de prensa sobre el gobierno del expresidente Nicolas Sarkozy.