Donetsk, Ucrania, y otras procedencias. AFP y EFE. Ucrania, que en marzo perdió control sobre la península de Crimea –anexada por Rusia–, encara ahora otro desafío a su integridad territorial después de que las regiones orientales de Lugansk y Donetsk proclamaron ayer su independencia.
Al día siguiente de sendos referendos –que el Gobierno de Kiev y Occidente consideran ilegales–, las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk hicieron tal anuncio al considerar que los resultados de las consultas respaldan su camino de autodeterminación.
Según los datos oficiales, el 89,7% de los votantes de Donetsk respaldaron la escisión de Ucrania, cifra que asciende al 96% en la vecina Lugansk.
Este nuevo giro en el conflicto en Ucrania suscitó una serie de reacciones variadas:
El Gobierno de Estados Unidos puntualizó el lunes que no reconoce tales resultados, y lamentó que Rusia no usara su influencia para evitar que se llevaran a cabo.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, expresó, en rueda de prensa, que esos refrendos son “ilegales” y únicamente sirven para “ampliar la división y el desorden en Ucrania”.
Para el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, esas consultas solo empeoran la situación en la antigua república soviética. “Llamo a todos aquellos que han buscado minar la unidad, integridad territorial y estabilidad de Ucrania que cesen inmediatamente esas acciones”, dijo el alto funcionario.
Rusia, en cambio, indicó que respetaba “la expresión de la voluntad de los ciudadanos de las regiones de Donetsk y Lugansk.
En un comunicado, el Kremlin afirmó partir “del principio de que la puesta en práctica del resultado de los referendos se llevará cabo de manera civilizada (...), mediante el diálogo entre los representantes de Kiev, Donetsk y Lugansk”.
El presidente interino ucraniano, Olexandre Turchínov, reiteró ayer que tales consultas son una “farsa”, sin efectos jurídicos, y manifestó la anuencia de seguir dialogando con dirigentes del este que “estén dispuestos a defender sus objetivos de manera legal”.
Incorporación a Rusia. Mientras, el líder separatista prorruso de Donetsk, Denis Pushilin, fue más allá de la proclamación de independencia y pidió a la Federación Rusia considerar la posibilidad de incorporar ese territorio “para restaurar la justicia histórica”.
Pushilin alegó ante la prensa que “Donetsk siempre ha sido parte del mundo ruso, independientemente de su pertenencia étnica” .
Recordó que primero fue parte del Imperio ruso y que “solo después de la sangrienta catástrofe de 1917 (Revolución bolchevique) fue separada mediante fronteras administrativas de la Gran Rusia” .
Las dos regiones insurgentes, limítrofes con Rusia, también podrían unirse entre ellas, aseguró a un canal de televisión ruso.
Si se concretara la escisión de Lugansk y Donetsk, tal paso asestaría otro golpe al territorio de Ucrania, ya diezmado por la anexión de Crimea a Rusia , el 21 de marzo, inmediatamente después de un referendo.
Las potencias occidentales y la Asamblea General de la ONU no reconocen tal incorporación.
En medio de la actual coyuntura, el presidente ruso, Vladimir Putin, apoyó la mediación de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) para solucionar a la crisis.
La OSCE impulsa una hoja de ruta que contempla el cese de la violencia y la amnistía a los opositores prorrusos, el desarme de los grupos armados y el “regreso del monopolio de la fuerza al Estado”, la promoción del diálogo nacional y la organización de las elecciones presidenciales previstas para el 25 de mayo.