AFP
El Gobierno ruso desoyó las demandas de Estados Unidos y sus aliados y no frenará el referéndum de adhesión a Rusia que la provincia de Crimea celebrará el próximo domingo y que amenaza con desmembrar a Ucrania.
Los ministros de Relaciones Exteriores ruso y estadounidense, Serguéi Lavrov y John Kerry, no llegaron a ningún acuerdo para desactivar la crisis tras una reunión de seis horas en la residencia del embajador estadounidense en Londres.
Al término de la reunión, Lavrov dijo que Rusia respetará "la opinión del pueblo de Crimea ", mientras que Kerry reiteró que "habrá sanciones" si la consulta tiene lugar.
El encuentro -el cuarto entre Kerry y Lavrov en ocho días- se produjo a solo 48 horas de que Crimea celebre un referéndum para sumarse a Rusia.
El referéndum -que tendrá lugar bajo la mirada de tropas rusas- fue calificado de ilegar por el Gobierno de Ucrania y los países occidentales.
Visiones contrapuestas. Rusia y Estados Unidos siguen "sin una visión común", dijo Lavrov en una breve conferencia de prensa.
La posición de Rusia sigue siendo la de "respeto a la opinión del pueblo de Crimea ", agregó Lavrov.
"Putin no está listo para tomar una decisión sobre Ucrania antes del referéndum", constató Kerry en conferencia de prensa, avisando que la posición rusa "tendrá consecuencias".
Lavrov dijo también que Rusia no tiene intenciones de invadir el sudeste de Ucrania, mientras tropas rusas se acumulan al otro lado de la frontera.
"Rusia no tiene, y no puede tener, planes para invadir la región sudeste de Ucrania", aseguró Lavrov.
Horas antes, sin embargo, Moscú amenazó directamente con intervenir porque "las autoridades de Kiev no controlan la situación en el país", al día siguiente de que violentos enfrentamientos en Donetsk se saldaran con la muerte de un partidario de la unidad de Ucrania a mano de manifestantes prorrusos.
"Rusia es conseciente de su responsabilidad hacia la vida de sus compatriotas en Ucrania y se reservar el derecho a protegerla", dijo el ministerio de Exteriores ruso en un comunicado.
El de Crimea es el último episodio de una crisis que se inició con las protestas contra el presidente ucraniano Víktor Yanukóvich, aliado del ruso Vladimir Putin, su derrocamiento y la instalación de un gobierno favorable a un acercamiento con la Unión Europea y a rebajar la influencia de Moscú.
Crimea, cuya población es mayoritariamente de origen ruso, respondió con un plan para separarse de Ucrania.
Rusia por su parte desplegó tropas en esta región ucraniana que es sede de su flota en el mar Negro desde el siglo XIX.
Pero Crimea podría ser solo el primer paso de la ruptura de Ucrania si las otras provincias del este rusohablante deciden seguir su camino, tal y como los invitó a hacer el líder prorruso de Crimea , Serguei Axionov.
"Hay bastante apoyo en esas regiones, y deberían organizar sus referendos", lanzó.