Madrid. AFP. La oposición política española lanzó duros ataques este martes contra el gobierno saliente de Mariano Rajoy, que hace campaña para las legislativas del 26 de junio, prometiendo bajas de impuestos a los españoles y rigor fiscal a la Comisión Europea.
Amenazado de recibir una multa sin precedentes de la Comisión Europea (CE) por haber rebasado el límite de déficit público en el 2015, Rajoy contempla bajar de nuevo los impuestos si mantiene el poder tras las elecciones del 26 de junio.
El anuncio provocó la crítica unánime de las principales fuerzas de la oposición. Pedro Sánchez, secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la segunda fuerza española, acusó a Rajoy de “mentir” porque la situación del país no permite rebajar la fiscalidad.
“Va a volver a defraudar a los españoles”, dijo Sánchez, quien prevé subir los impuestos para equilibrar las cuentas.
“Una nueva baja de los impuestos es un peligro para la sostenibilidad de los servicios públicos generales, y nos aboca a futuros recortes”, declaró Nacho Álvarez, economista del partido antiausteridad Podemos, en el diario El País .
Podemos, que supera al PSOE en intención de voto tras aliarse con los ecolocomunistas de Izquierda Unida, también quiere aumentar el gasto social y los impuestos.
Por su parte, el líder del partido centrista Ciudadanos, Albert Rivera, aconsejó al jefe de Gobierno en funciones “que no haga promesas que luego no puede cumplir y que no haga agujeros en las cuentas públicas”.
La gestión económica es el principal argumento de la campaña del Partido Popular (PP) de Rajoy, vencedor de las elecciones de diciembre aunque lejos de la mayoría absoluta y sin aliados para formar gobierno.
Ni los socialistas ni los centristas quisieron pactar con un partido cuya imagen quedó muy dañada por los escándalos de corrupción y las duras políticas de austeridad.
Los demás partidos tampoco consiguieron forjar coaliciones, lo cual obligó a los españoles a volver a las urnas a finales de junio.
Rajoy promete seguir reduciendo el alto desempleo que durante su mandato, iniciado a finales del 2011, alcanzó el 27% de la población activa. Ahora se encuentra por debajo del 21% mientras el país, salido de la crisis en el 2013, creció en el 2015 a un ritmo anual del 3,2%, muy por encima de la media europea.
Pero aun así, España no es un alumno modelo para Bruselas. El crecimiento no impidió un desajuste del déficit público en el 2015, que alcanzó un 5,1% del PIB cuando el objetivo fijado por la Comisión Europea era del 4,2%.
El desempleo se mantiene como el segundo más elevado de la comunidad económica, únicamente por detrás de Grecia.
La Comisión Europea no decidirá hasta julio, pasadas las elecciones, si multa a Madrid por déficit excesivo. Para evitarlo, Rajoy se comprometió ante Bruselas, en una carta publicada por el diario El País, a tomar las medidas necesarias para reducir el déficit.
Sin embargo, fue su ejecutivo quien decidió adelantar la reducción de ingresos públicos para el 2015, justo antes de las elecciones, a pesar de que la baja del impuesto sobre la renta fue prevista para 2016.
Paralelamente, la caída de los salarios, favorecida por su reforma del mercado laboral, redujo las cotizaciones de la seguridad social, agravando su déficit, y la mayoría de regiones, responsables de la sanidad y la educación, fueron incapaces de cuadrar sus cuentas.
Aun así, el PP asegura que una nueva reducción de la fiscalidad favorecería el consumo e impulsaría la creación de empleos y la recuperación económica.
“Es perfectamente ajustable y coordinable el objetivo de reducción de déficit con dicha reducción del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas)”, declaró el ministro de Economía, Luis de Guindos.
“No nos lancemos a vender humo, que para eso ya está Podemos”, ironizó Rivera.
Todos los sondeos pronostican hasta ahora un resultado muy similar al de diciembre: el PP en cabeza, PSOE y Podemos disputándose codo a codo la segunda posición y Ciudadanos como cuarta fuerza.
Sin ningún partido proponiendo nuevas alianzas, muchos analistas prevén que en esta ocasión los socialistas y los centristas podrían dejar gobernar en minoría a los conservadores.