Estambul
Turquía entra en la recta final de la campaña para las elecciones generales del domingo, consideradas como las más disputadas desde 2002, ya que el gobernante partido islamista AKP (fundado por el presidente Recep Tayyip Erdogan) podría perder por primera vez su mayoría absoluta.
Incluso muchos simpatizantes del AKP prevén que este partido conservador islamista perderá parte de su respaldo, pero si podrá formar gobierno o no depende en gran parte de los resultados de otra formación: el izquierdista HDP.
Este partido, nacido del movimiento kurdo-marxista pero convertido ya en la opción preferida de una importante parte de la izquierda turca, entrará en el Parlamento si supera el umbral electoral del 10%.
Los últimos sondeos prevén que así suceda y en este caso le dan al AKP una horquilla de entre 270 y 278 escaños, cuando la mayoría absoluta se sitúa en los 276.
El propio AKP ha admitido ya que una pérdida de la mayoría entra dentro de lo posible, pero ha descartado que en tal caso buscará una coalición formal de gobierno.
La idea de los estrategas del AKP es formar un Ejecutivo en minoría que busque mayorías puntuales para luego convocar elecciones anticipadas un año más tarde.
Lo que pocos ven ya probable es que el AKP alcance la mayoría de los tres quintos (330 diputados) que le permitiría convocar en solitario un referendo sobre una reforma constitucional para dotar Turquía de un sistema presidencialista.
Para muchos votantes turcos estas elecciones se plantean como una consulta a favor o en contra del AKP y es probable que muchos decidan su voto en función de si puede debilitar al presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan, y al partido que este fundó en 2001.
Todo votante "debería decidir qué tipo de Turquía quiere ver, ya que estos comicios pueden ser la última salida antes de una dictadura", advierte un columnista en el diario Hürriyet, en referencia al estilo cada vez más autoritario de Erdogan.
Incluso entre quienes prefieren al AKP, muchos desean que tenga una mayoría ajustada, ya que esto debilitaría a Erdogan y forzaría a los dirigentes islamistas a suavizar su tono.
"Por una parte, esto mantendría la estabilidad en la economía, sin incertidumbres, y por otra, pondría fin a las interferencias de Erdogan en la política del Banco Central y el ámbito de los negocios", declaró un importante empresario turco, que pidió mantener el anonimato.
"También podrían acabarse así las intervenciones políticas en el sistema judicial del país", añadió este director ejecutivo de uno de los principales conglomerados comerciales del país.
Un gobierno así reforzaría el papel del primer ministro, Ahmet Davutoglu, en detrimento de Erdogan, ya que pondría fin definitivamente a las ambiciones de reforma constitucional.
Este escenario es el preferido por los economistas turcos que recelan de las ideas muy poco ortodoxas de Erdogan, confirma también el analista Sinan Ülgen.
Pero si el AKP no alcanza la mayoría, el resultado más verosímil son unas elecciones anticipadas, ya que ninguna fórmula de coalición es muy creíble, reflexiona este analista.
Un tripartito contra el AKP es casi imposible, dado que los dos socios menores, el HDP prokurdo y el nacionalista MHP, se sitúan en extremos opuestos del panorama político.
Solo sería imaginable una coalición en minoría del CHP socialdemócrata con el MHP, respaldada por el HDP para algunas reformas específicas, como la reducción del umbral electoral antes de las próximas elecciones.
Más verosímil sería una alianza del AKP con el MHP, dado que ambos comparten gran parte de su ideario.
Sin embargo, eso ha quedado ya descartado por Devlet Bahçeli, el líder nacionalista, quien prometió que nunca se aliaría con "los ladrones", en referencia a la fama de corrupción que afecta al AKP.
El HDP también ha descartado una alianza con el AKP, siempre con la esperanza de superar el umbral electoral, algo que a juicio de muchos en este partido pondría fin a 13 años de gobierno del AKP.
Si ningún partido consigue formar un gobierno en el plazo de 45 días, el presidente deberá convocar nuevas elecciones.
Sin embargo, algunos analistas alertan de que Erdogan podría forzar esa salida al no encargarle negociaciones a la oposición.
Y como la Constitución no especifica el plazo para tal nueva cita con las urnas, el AKP podría seguir gobernando durante cierto tiempo hasta nuevas elecciones, si bien el resultado de éstas sería más incierto todavía que el de las actuales.