Londres. AFP. En una habitación minúscula y húmeda, una flecha pintada con tiza rosa en una pizarra señala la dirección de La Meca. Naima, con la cabeza cubierta con un velo, dirige una oración en una ceremonia en la que participan hombres y mujeres, algo singular en el culto musulmán.
Pero apenas ha iniciado la fatiha , una joven congregante levanta la cabeza con aire escandalizado. De inmediato, abandona el espacio situado en el sótano de un restaurante y utilizado como mezquita en el barrio londinense de Camden.
Leila Bakkioui, de 25 años, con velo lila, está “desconcertada”. “He ido abajo a rezar y una hermana ha dirigido la oración”, expresa.
Ella se encontró, por casualidad, entre un grupo de unos 500 musulmanes que milita en favor de un islam en el que hombres y mujeres oran en el mismo lugar, a veces bajo la dirección de mujeres.
Detrás del proyecto Inclusive Mosque Initiative (IMI, o Iniciativa Mezquita Inclusiva), nacido a finales del 2012, está Tamsila Tauqir, “frustrada” por las prácticas en las mezquitas del Reino Unido y la mayoría del mundo musulmán.
Son costumbres heredadas de la “cultura del patriarcado”, afirma esta treintañera. Sin embargo, “no hay nada en el Corán que diga que mujeres y hombres no pueden orar juntos y que las mujeres no pueden dirigir la oración”, asegura Tamsila, de pelo corto y con un keffieh (pañuelo) amarrado en el cuello.
Pero Leila discrepa. “Las mujeres no pueden dirigir si hay hombres en la habitación. Cuando alguien reza se postra y lo último en lo que quieres pensar es ‘me están mirando el trasero’”.
Unas mesas más allá, la quincena de participantes del grupo IMI, compuesto por tantas mujeres como hombres, rompe el ayuno.
“Entiendo que haya gente sorprendida, pero me he adaptado”, explica Sophia, una francesa de 33 años que no desea dar su apellido.
Es su primera participación en IMI. Pese al calor sofocante, esta esbelta morena luce una chaqueta verde porque le “cubre los brazos” en esta época de ramadán.
Pero no está de acuerdo “con todo lo que pasa en esta mesa”, reconoce refiriéndose a un puñado de homosexuales presentes en el grupo esa noche.
“Es contradictorio ser gay y musulmán”, agrega una de sus amigas. “No sabíamos que había esta mezcla... pero está bien porque no se deja de lado a nadie”, agrega.
IMI es una “mezquita nómada”, según palabras de Tamsila, pues el grupo aún no ha encontrado una sede permanente.