Londres. AFP. El Gobierno irlandés planea extender a otras instituciones del país la investigación tras revelarse que los restos de casi 800 niños yacen en una fosa común junto a un desaparecido convento católico que albergó a madres solteras .
Grupos de defensa de derechos humanos han solicitado una investigación urgente sobre los nuevos indicios que hacen pensar que estos 796 niños fueron enterrados sin ataúdes ni tumbas junto al desaparecido convento católico de Tuam, que se abrió en 1925 y cerró en 1961.
Al investigar los archivos de un antiguo convento de Tuam, hoy convertido en urbanización, contrastándolos con los del cementerio local, la historiadora Catherine Corless determinó que una fosa séptica al lado del centro religioso contiene los restos de esos 796 niños, cuyas edades iban desde los pocos días hasta los 8 años.
Los registros del convento dicen que los niños murieron de hambre o de enfermedades infecciosas, como el sarampión o la tuberculosis.
Estos recién nacidos fueron probablemente enterrados secretamente por monjas del Convento de Santa María, gestionado por monjas del Buen Socorro.
La fosa común fue descubierta en 1975 por los vecinos, que hasta ahora creían que los huesos eran de víctimas de la gran hambruna irlandesa del siglo XIX, en la que murieron miles de personas .
El convento fue derribado hace años para construir casas, pero la zona donde estaban las osamentas fue cuidada por los vecinos.
Investigación. El ministro que tiene a su cargo a la infancia, Charlie Flanagan, dijo ante el Parlamento que un grupo interministerial iba a examinar las razones del fuerte índice de mortalidad en el Convento de Santa María hasta 1961.
Un vocero ministerial declaró ayer que el grupo ya se reunió esta semana y que entregará sus conclusiones a fines de este mes.
“No limitaremos la investigación a Tuam”, afirmó Flanagan.
Por su parte, Amnistía Internacional pidió una “investigación minuciosa” y advirtió de que Tuam podría no ser un caso aislado.
El Convento de Santa María era uno de los muchos hogares para madres e hijos que existían en Irlanda en el siglo XX.
Miles de mujeres solteras embarazadas, tildadas entonces de “perdidas”, fueron enviadas a dar a luz a estos hogares. Las mujeres debían dar a sus hijos en adopción.