Bruselas
Grecia y sus acreedores europeos se reunieron en Bruselas para intentar acercar posiciones en sus grandes diferencias, tras la petición de Atenas de que se extiendan seis meses los préstamos para pagar sus grandes deudas, algo que podría evitar que el país abandone el euro.
En respuesta a la solicitud de Grecia estaba la insistencia de varias naciones de la eurozona, lideradas por Alemania, de que no habrá forma de escapar a varias medidas dolorosas, como reformas, recortes de gastos y aumentos de impuestos exigidos desde hace mucho a Atenas a cambio de los préstamos.
La reunión del viernes es la tercera entre los ministros de Finanzas de los 19 países de la eurozona en poco más de una semana, ya que el programa de rescate europeo a Grecia expirará el 28 de febrero.
Si no se alcanza un acuerdo para entonces, el país enfrenta el riesgo de quiebra y de salir de zona euro: algo que nadie quiere, ya que crearía una incertidumbre enorme para el país y la región.
El encuentro se convocó para responder a la demanda del Gobierno izquierdista de Atenas de que se le conceda más tiempo para poner fin al actual programa de rescate y negociar nuevos arreglos con sus socios que sean menos onerosos para los ciudadanos griegos.
Es poco seguro que se alcance un acuerdo en las conversaciones.
La propuesta griega busca abandonar parte de los recortes presupuestarios y reformas que según la eurozona debería seguir firmemente. El acreedor más influyente de Grecia, Alemania, afirma que la petición griega es un "caballo de Troya" para ayudar a Atenas a eludir sus compromisos.
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, llegó al poder el mes pasado con la promesa de suavizar las medidas de austeridad defendidas por Alemania y refinanciar la deuda de rescate, de 240.000 millones de euros ($272.000 millones) .
Hasta ahora, el Gobierno griego ha enviado mensajes contradictorios que no han sido bien vistos por otras naciones de la eurozona y las instituciones de la Unión Europea.