Londres
Unos manifestantes que protestaban por la muerte de al menos 30 personas en un incendio de viviendas sociales de Londres irrumpieron, este viernes, en el ayuntamiento del distrito de Kensington y Chelsea al grito de "asesinos".
El avance de los manifestantes, que reclamaban ayuda para los afectados y respuestas de las autoridades, fue detenido al pie de una escalera por guardias de seguridad, con quienes intercambiaron golpes, entre gritos de "asesinos", "queremos justicia" y "vergüenza".
En total, la protesta reunió a varios centenares de personas, pero sólo una parte invadió las dependencias.
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"Queremos respuestas, no somos alborotadores", explicó a la AFP Salwa Buamani, una mujer de 25 años que estaba acompañada por una sobrina pequeña. "Ahora nos etiquetarán como los malos", añadió, lamentando el incidente.
Varios residentes furiosos rodearon a la legisladora conservadora Andrea Leadsom, quien lidera la Cámara de los Comunes y se acercó al vecindario, para preguntar por qué May no se había reunido con los sobrevivientes en su visita de la víspera.
“En vista de que quisieron ahorrar dinero hay gente que murió”, dijo un hombre.
“Comprendo la furia”, dijo Leadsom. “Vine aquí hoy porque quería hablar con los vecinos. Quería demostrar la pena y el horror de todos en la Cámara de los Comunes, de la primera ministra para abajo”.
El bloque de viviendas fue construido en 1974 en una sección obrera del riquísimo distrito de Kensington y Chelsea, a escasa distancia del barrio bohemio y animado de Notting Hill.
El edificio pertenecía al distrito, uno de los más ricos del mundo, y estaba gestionado por su organismo de vivienda, la Kensington and Chelsea Tenant Management Organisation (KCTMO).
Fuera de la sede, un hombre que se presentó como portavoz de los manifestantes explicó que había hablado con los responsables del distrito y recibido algunas garantías.
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Estas explicaciones no parecían satisfacer a algunos de los presentes, que respondían "¡no es suficiente!", o "¡no son 17!, ¡no son 17! ", en respuesta a uno de los primeros balances de muertos, que aumentará considerablemente, según admitió la Policía.
La frustración es grande entre los vecinos, que se sienten dejados de la mano de las autoridades y que aguardan impacientes a conocer la suerte de amigos y familiares, cuando apenas se conocen sólo un par de identidades de los 30 muertos.
A medida que se van conociendo detalles del estado del edificio aumenta la indignación. Expertos en ingeniería han conjeturado que los paneles aislantes externos instalados en la torre Grenfell de 24 pisos permitieron que las llamas se propagaran rápidamente de un piso a otro. El periódico The Guardian informó el viernes que los contratistas instalaron paneles más baratos, menos resistentes a las llamas, al renovar el edificio en 2016.
Los vecinos sostienen que se colocó solo para disimular la fealdad del bloque a ojos de los vecinos ricos, y el diario The Times reveló que se eligió un modelo más barato e inflamable.
La Torre Grenfell contaba sólo con una escalera, el edificio carecía de puertas cortafuegos, y no tenía los irrigadores que hoy son recomendados y frecuentes.
Empieza a reinar la impresión de que el balance de víctimas será considerablemente más alto. El comandante de policía Stuart Cundy, pronosticó que "tristemente el número volverá a aumentar".
Hasta ahora sólo 12 fueron trasladados a la morgue y el resto siguen en la Torre Grenfell. Además hay 24 heridos, 12 de ellos graves.
Según estimaciones de la prensa, anteriores a este nuevo balance, había más de 70 desaparecidos en este edificio de 24 plantas en el que vivían unas 800 personas, la mayoría inmigrantes muy humildes.
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"No hay hasta el momento indicios que sugieran que el fuego empezó deliberadamente", dijo Cundy, precisando que está totalmente extinguido.
El avance de los bomberos es lento, y llevará semanas inspeccionar cada rincón de lo que no es más que un esqueleto carbonizado.
Dada la voracidad del fuego, "existe el riesgo de que no logremos identificar a todas las víctimas", avisó Cundy.
De las víctimas, sólo se conoce la identidad de dos: el refugiado sirio Mohamed Alhajali, de 23 años, un estudiante de ingeniería civil en la universidad de West London, y el de la fotógrafa Khadija Saye, de 24, cuyo trabajo fue expuesto en la Bienal de Venecia.
Las calles de los alrededores estaban llenas de pósters con fotos de los desaparecidos, colgadas por amigos y familiares.
El alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, envió una carta abierta a la primera ministra Theresa May en la que pide que explique cómo apoyará a la comunidad tras el incendio. Dijo que los vecinos están furiosos porque el gobierno y las autoridades locales no han hecho lo suficiente para ayudarlos o responder a sus preguntas sobre seres queridos muertos o desaparecidos.
May anunció que el gobierno dará ayuda a las víctimas por valor de 5 millones de libras (6,4 millones de dólares).
May no se expuso a las iras del público al evitar a los familiares y vecinos y visitar sólo a los equipos de rescate, lo que, por otro lado, le valió críticas de insensibilidad.
Solo el laborista Jeremy Corbyn, que estuvo un rato consolando a una madre, fue bien recibido.
Este viernes, May se acercó al hospital a visitar a los heridos, como hicieron, por separado, la reina Isabel II y su nieto, el príncipe Guillermo.