Atenas. AFP. Alexis Tsipras asumió este lunes como primer ministro de Grecia, y trabajaba en la formación de un gobierno de coalición con la derecha soberanista, con el que deberá aplicar las reformas exigidas a cambio del tercer rescate financiero.
A l día siguiente de su [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20150921_0013]]victoria rotunda [[END:INLINEREF]] en las legislativas , el líder del partido izquierdista Syriza juró el cargo ante el presidente de la República, Prokopis Pavlopoulos. Poco antes había recibido de este el mandato de formar gobierno.
En una conversación con el jefe de Estado, Tsipras dijo que de aquí al miércoles por la mañana a más tardar espera tener cerrado su gobierno de coalición con Griegos Independientes (derecha soberanista).
El primer ministro repetirá así la coalición formada tras su primera victoria, en las legislativas del 25 de enero. Con los 145 diputados de Syriza y los 10 de Griegos Independientes, su gabinete tendrá en el Parlamento una mayoría de 155 escaños, de un total de 300.
Al frente de su nuevo equipo, Tsipras aplicará un ambicioso programa de reformas estructurales y medidas fiscales, a cambio del tercer rescate financiero del país, que ascenderá a unos 86.000 millones de euros a lo largo de tres años.
También deberá ocuparse de la crisis migratoria, que afecta de lleno a Grecia, principal punto de entrada a Europa de refugiados sirios y afganos.
Recién formado su gobierno, Tsipras participará el miércoles en Bruselas en una cumbre sobre la crisis migratoria.
Allí, explicó el dirigente, espera que “Europa se dé cuenta de la gran responsabilidad que tiene en esta cuestión continental, cuyo peso no puede recaer solo sobre los países receptores” de migrantes.
Según Syriza, Tsipras acordó en sendas comunicaciones telefónicas con la canciller alemana, Ángela Merkel, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, abordar el tema in extenso este miércoles.
Del lado de la política económica, Juncker instó a Tsipras en su carta de felicitación a promover la “rápida aplicación de las reformas” exigidas a cambio del nuevo rescate del país, para que se restaure la confianza en la economía griega.
El primer ministro de Grecia ha logrado convencer al grueso de sus electores de que hizo lo mejor para el país al aceptar el 13 de julio el tercer rescate internacional, en un momento en que el peligro de una salida de la zona euro era muy real.
Además, se ha desembarazado de los disidentes internos opuestos a las condiciones de dicho rescate. Con su nuevo partido, Unidad Popular, estos no alcanzaron el 3% necesario para entrar en el Parlamento.
Sin embargo, ahora vendrá lo más difícil: demostrar que es capaz de aplicar las subidas de impuestos y las reformas estructurales pedidas (recortes en el sistema de pensiones, liberalización de ciertos sectores, privatizaciones), protegiendo a las clases sociales más vulnerables.
Para Tsipras, cumplir con esa gran promesa de campaña se anuncia como un ejercicio de malabarismo. Los acreedores del país examinarán con lupa esas reformas en una primera revisión a fines de octubre, de la que dependerá la entrega de unos 3.000 millones de euros, fundamentales para mantener a flote las finanzas públicas del país.