Londres. EFE. El “efecto Nick Clegg” se desinfló el jueves en las urnas, lo que no impide, sin embargo, que su partido liberaldemócrata tenga la llave de la formación del próximo gobierno británico ante la ausencia de una mayoría parlamentaria.
Los sondeos que auguraban casi un empate en número de votos –que no de escaños– entre laboristas y liberales demócratas, tuvieron un espejismo.
El partido de Clegg quedó en tercer lugar e incluso perdió escaños con respecto a la legislatura anterior.
El candidato liberaldemócrata insistió en que el actual sistema electoral “está quebrado” y “es precisa una reforma auténtica para arreglarlo”.
Su pinchazo electoral le resta fuerza para imponer esa reforma a cambio de su apoyo a un partido como el Conservador, que ya rechazó la idea de plano.
Su defensa pública de una amnistía para cerca de un millón de inmigrantes ilegales no le hizo precisamente popular en un país donde se escuchan cada vez más voces no solo contra los ilegales extracomunitarios sino incluso contra la “invasión” de inmigrantes legales de las naciones del Este de Europa.
Tampoco le favoreció el europeísmo en un país muy 'eurófobo' ni sus declaraciones a favor de la moneda común en momentos en que los británicos veían en sus televisores arder a Grecia, un país de la eurozona.